Ya estaba escrito en la arena.
Unos ojos como los tuyos me mirarían, el desierto brillaría.
Una ráfaga, los velos danzando, la calidez del desierto reverberando en tus ojos, el calidoscopio y la pluma del poeta.
el destino cubriría su manto de oro en nuestras manos.
Para no separarnos nunca más.

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Comentarios1
La predestinación poética de tus versos me encanta
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