LA NIÑERA

RIMUZ

 

Todos los días la veo llevando al muchacho en su silla de ruedas a dar un par de vueltas al parque.


Ardua labor. Les toman tres veces el tiempo de una persona normal, más no les importa, se ve disfrutan cada paso y cada pausa.


Ella, joven, hermosa le veo cantándole, contándole con gracia cada día los mismos chistes y, cada vez el chico se hecha a reír al punto de ahogarse, ella preocupada le dice: tranquilo, tranquilo Tomás. Tampoco es para tanto.


El muchacho enmudece. Calla cómo si hubiera recibido la mayor de las reprimendas, gimotea, y ahora es ella quien llorar sentada en una de las bancas del parque.


El con esfuerzo lleva la silla frente a ella, muy juntos, entrelazadas sus piernas. Se toman las manos, se miran a los ojos y el chico, en sus treinta, enamorado, estampa en sus labios un beso de amor.

 

RIMUZ – CIBORG MR

 

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Comentarios2

  • Jorge Horacio Richino

    Hermosa historia, amigo Rimuz!!
    Conmovedora y romántica!
    Me encantó!
    Un fuerte abrazo!!!

  • María C.

    Olé estampar el beso de amor!!
    Si señor!!



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