Ya que es ardua la búsqueda de una mujer con rostro, la historia siempre termina conmigo a solas y escribiendo, desahogando mis penas, ebrio hasta los huesos; pero con el corazón altivo y palpitando con un buen y calmado ritmo, sin prisa, sin afán.
Ya la banalidad no es más que una distracción, me acerco más a la iluminación mareándome de risa en el viaje, envolviéndome en mi espíritu, esperando cada día ser cobijado por este mundo inmaterial donde para mí ya nadie tiene rostro.
Me quedo descansando, cerrando mi alma y llenando mis ojos de música. Satinando esta sequía opaca, expectante de una mujer con rostro que de seguro no va a ser ni la primera, ni cualquiera que se cruce en mi sendero.
Havid Stiven
-
Autor:
Havid Stiven (
Offline)
- Publicado: 28 de enero de 2019 a las 14:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 62
- Usuario favorito de este poema: Carol Elizabeth GarcĂa Carroz.
Comentarios2
un rostro..
el rostro Ăşnico que buscas,
y seguro que te espera...
¡concéntrate que hay caras opacas!
¡Qué simpático escrito!
Triste, sĂ, pero simpático.
¡Bienvenido a poemas del alma!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.