Tu despertar!
Mamá, en esta lóbrega hora,
henchida por el adiós,
es menester levantar
y revivir tu candor.
Con fe y rozagante,
escalo las alturas lejanas
del edén celestial,
que esconde tu silencio.
Allí estaré
para ver tu despertar.
Tu despertar!
Mamá, en esta lóbrega hora,
henchida por el adiós,
es menester levantar
y revivir tu candor.
Con fe y rozagante,
escalo las alturas lejanas
del edén celestial,
que esconde tu silencio.
Allí estaré
para ver tu despertar.
Comentarios3
Que mágico poema, felicidades!
Profundas letras, poeta.
Un abrazo.
QUE HERMOSO POEMA RAFAELITO.
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