Baño de tierra eterno, es lo que necesito, madre.
Cada pequeña cosa que el viento mueve me afecta, y no es algo que prefiera.
Que el olor del invierno penetra en mis fosas nasales y me siento viva.
Tan viva, y sin preocupaciones.
Pero también, una pequeña palabra puede perforarme hasta el alma y quemarme desde dentro.
Incluso si a una parte de mi no le puede importar menos cuantas vueltas dé el mundo debajo de sus pies.
No sé cómo existo cuando soy tan diferente de mí.
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Autor:
Nubes (
Offline)
- Publicado: 2 de noviembre de 2018 a las 11:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Diego Nicolás García Contreras
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