Ninguna
Una mezcla de pasión, marinería y socialismo,
junto a epicúreos placeres cotidianos,
me condujo al paraíso de los solitarios
donde vivo, entre los páramos de la memoria
y los valles ardientes del olvido.
Sobre mi barca, repleta de posibilidades,
zarpé seguro por la mar bravía
para escapar de la canalla y su bullicio.
Bajo cielos de aire fresco, y más serenos,
hoy aspiran, distendidos, mis pulmones
la energía de la vida y del amor.
Los años me dieron el silencio,
la paz interior, la dulce estancia:
Adiós guerras, competencias, egoísmos;
bienvenida la muerte cuando llegue.
Sabiendo que la nada es inefable,
sostengo, sin embargo,
que somos nada venidos de la nada
y es bueno retornar a ella,
donde nada pertenece a nada
y nada perturba nuestro sueño
con sus trotes oscuros y torcidos.
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Autor:
000 (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 31 de octubre de 2018 a las 10:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Luis E. Calderon Romero, Hugo Emilio Ocanto

Offline)
Comentarios3
Hermoso poema, maestro ¡Y ese juego de palabras al final! toda una filosofía en el mensaje.
Muchas gracias Luis. Tú siempre amable y generoso.
Recibe un cordial saludo.
Me quedo con esa nihilidad expresada en la última estrofa, muy a pesar del humano deseo. Saludos.
Gracias Ale por tus palabras.
Recibe un cordial saludo.
Excelencia de principio a fin, poeta.
Felicitaciones.
Mi saludo, mi amistad.
Gracias Emilio por tus opiniones.
Recibe un cordial saludo.
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