L

Luis Alfredo Castellanos

Llueve al revés
y sin embargo
los charcos no llegaban a secarse.
Era un lugar de transfusiones de huesos
de secar la humedad del agua
e inventarle otro sonido a la palabra ciudad.
Sólo a veces el aire rasca la tierra y la lleva a la cara
pero eso ocurre en cualquier parte
menos tú.
En serio
tu voz deja del silencio pequeñas astillas que no duelen,
pero aquí
nadie tiene miedo a eso.
Que desaparezcas en el parpadeo o te escapes en la expiración
es un doloroso eco que se profundiza en las venas,
aunque no me lo creas.

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