Mi amado cúmulo de estrellas, casi como el ángel venidero,
solamente buscando corromper mi despectiva humanidad.
Si no fuera por usted, dígame, -¿de quien haría mención honorífica en mis textos?-.
Si bien, carentes de cualquier cordura, dicen algunos,
siguen siendo el alimento a la verdad desesperada, que suele caracterizarme.
Los sonrojados chapetes de los que es portadora,
me darán una razón más para vivir, y el interminable cosmos,
tornará en un simple sueño baladí.
Unos ojos celestiales, en su rostro puedo contemplar,
los locos de amor eso hacen cariño, relatan y escriben
hasta que no existan almas deseosas de leer.
Disculpe si no quedo satisfecho; pero necesito más
sonrisas confortantes, y menos lágrimas reprimidas.
Cuando mi corazón goce de alborozo rotundo,
y nazca el milagro destinado a nuestro ligero abandono,
sólo en ese entonces, mi obsesión por usted
un amargo recuerdo será...
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Autor:
Ignacio Puente (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2018 a las 00:53
- Categoría: Amor
- Lecturas: 22
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