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poetalrqa

Él no la esperaba. Ella apareció para marcar pausas en el tiempo mientras sus palabras detenían las manecillas del reloj, y él apenas asentaba la cabeza al escucharla, apenas podía orientar la mirada que había quedado meciéndose en las ojeras de cuarto menguante que a ella adornaban. Ella le dio motivos suficientes para que él se endeudara comprando desvelos en las noches, para que alquilara una luna que lo acompañe mientras le escribía poemas con inspiración que obtuvo vendiendo sus días malos. Él la quería, la quería cerca, la quería hacer dueña de sus detalles, dueña de sus momentos, además de pretender ser esclavo de su sonrisa y amante de su felicidad.

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