Hemos caído sin aparente vuelta y sin razón
al calcáreo terraplén de esta batalla
de cadáveres antiguos e ingenuos y límites exiguos.
Ya el alma desangró ¿resta qué vida?
Nuestras óseas armaduras se estrellaron
con ajenos difuntos en fila,
precipitándonos a los fosos ocupados por otros
que una vez rompieron su sonrisa contra la roca más fría.
Tropezamos, por ciegos, con los pies de la ira
y la boca asquerosa del rencor de los egos
vertió un grito de guerra en mitad de la herida.
¡Qué batalla sorda y estruendosa guerra!
¡agonía recíproca, lodazal de víctimas!
Dos fantasmas aún en pie de guerra
(la coraza rota y la cabeza herida)
de un cementerio hacen precario y troceado
campo de colisión, cruces de trincheras.
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Autor:
JHON DEILO (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 12 de enero de 2018 a las 13:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
- Usuario favorito de este poema: Ӈιρριε Ʋყє ☮.
Offline)
Comentarios1
¿Qué ego torpe y primario nos empuja una y otra vez a esas batallas que sólo nos destruyen?
Imponente descripción del alma humana. Felicitaciones, poeta
Agradecido con tu comentario, amigo poeta. Un deleite recibir por vez primera tu visita a este espacio.
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