Jhon Deivy Torres Vidal

COLISIONES

Hemos caído sin aparente vuelta y sin razón

al calcáreo terraplén de esta batalla

de cadáveres antiguos e ingenuos y límites exiguos.

Ya el alma desangró ¿resta qué vida?

Nuestras óseas armaduras se estrellaron 

con ajenos difuntos en fila,

precipitándonos a los fosos ocupados por otros 

que una vez rompieron su sonrisa contra la roca más fría.

Tropezamos, por ciegos, con los pies de la ira 

y la boca asquerosa del rencor de los egos

vertió un grito de guerra en mitad de la herida.

¡Qué batalla sorda y estruendosa guerra!

¡agonía recíproca, lodazal de víctimas!

Dos fantasmas aún en pie de guerra

(la coraza rota y la cabeza herida)

de un cementerio hacen precario y troceado

campo de colisión, cruces de trincheras.