Mientras la ciudad dormía
sirenas se oían,
pasos distanciados,
gritos alejados,
manos largas
frías que hablaban,
una lluvia inesperada.
Gotas suaves
que limpian el alma.
Ya no hay frío,
estas vos.
Mientras la ciudad dormía
sirenas se oían,
pasos distanciados,
gritos alejados,
manos largas
frías que hablaban,
una lluvia inesperada.
Gotas suaves
que limpian el alma.
Ya no hay frío,
estas vos.
Comentarios1
Corto en versos y grande en su sentir.
Demuestras que para la justa medida del amor no le faltan más palabras.
Un placer leerte amigo Nicolás.
Muchas gracias Hector por tus palabras, me ponen muy contento.
Un abrazo
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