Un golpe de metal
abre los ojos.
Late ansioso
el cuerpo alcanzado.
Saltan a la diestra,
entre barrotes,
cansados,
expectantes.
Devoran
la pálida delgadez,
muerden sus pasos mudos,
infinitos,
alejados,
como el eco del ganso.
Un golpe de metal
abre los ojos.
Late ansioso
el cuerpo alcanzado.
Saltan a la diestra,
entre barrotes,
cansados,
expectantes.
Devoran
la pálida delgadez,
muerden sus pasos mudos,
infinitos,
alejados,
como el eco del ganso.
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