Vislumbré a lo lejos tu guedeja;
fértil anzuelo de tu amor de ensueño,
mi interior álgido, mi interior absorto
se acercó de a poco a tu corazón risueño.
Te sorprendí entre la penumbra densa,
me hablaste de la luna,
te hablé de su luminiscencia,
respiré profundo para sentir tu esencia,
tu fragancia a crisantemos,
tu mirada fúlgida, mirada de entelequia.
Caminamos juntos unos cuantos pasos,
anhelé con ansias tenerte entre mis brazos,
percibí tu hechizo asido a mis adentros
a mis pupilas, a mí.
Indagaste extrañada mi presencia,
balbucí falaz mi destino,
mentiroso corazón cobarde;
corazón alegre por estar contigo.
Cegué la cordura, fugaz y efímera,
permití al afecto musitar su llanto,
confesé que te quería, que te quería tanto
que eras mi aurora y mi ocaso,
de las aves el canto,
mi quimera,
la flor más reluciente de toda la primavera.
desahogué entonces lo que callaba,
lucías preciosa; tez amorenada,
mirada de ginebra, labios de carmín,
sonreíste coqueta a mi alma enamorada,
te obsequié la luna,
marfil y sonrojada,
deseando un beso,
para esta aurora acongojada.
Comentarios2
Hermoso.
Gracias.
Excelente amigo poeta excelsas prosas de amor que describes imaginación de letras que sientes al escribir saludos
Gracias amigo, que grato comentario. Saludos.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar [email protected] Regístrate aquí o si ya estás [email protected], logueate aquí.