Mi viejo

Samuel Santana

Dentro del humilde ataúd,

comprado con monedas colectadas,

estaba el rostro ya gastado de mi padre.

Junto a él fui testigo de medio siglo en penurias.

Sus días fueron un azadón,

el machete,

el sol,

la lluvia,

el frio,

la sed y la desnudez.

El pan siempre le corría.

En su vejez,

y bajo el naranjo del patio,

sentado contemplaba el polvo del camino,

como si esperará algo.

Con la rama de un árbol se hizo un rústico bastón

cuando la vista empezó a fallarle.

Pero una mañana lo encontré trastabillando

en medio de una cuneta de lodo

y agua amarillenta.

Fue mi madre quien,

manando lágrimas,

le cerró sus ojos la invernal mañana

en que se fue de este mundo.

A su muerte suspiré profundo:

“No más angustia”.

Sobre esta tierra no hay nada tan triste como morir

sin haber vivido.

  • Autor: Samuel Santana (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de agosto de 2016 a las 09:16
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 35
  • Usuarios favoritos de este poema: nelida moni, nelly h.
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Comentarios5

  • Steylan

    Ni te imaginas como me ha conmovido tu poema.

    Sólo desear que Dios le tenga en una mejor morada.

    Saludos Samuel.

  • nelida moni

    He hecho ese pasaje con tus letras, mi querido amigo, y realmente me dolió, trae pena este pasaje de vida, pero siempre después de la tormenta sale el sol que cobija a sus hijos
    Mi cariño y feliz día
    Nélida

  • nelly h

    Es triste la partida del padre. Más triste es esa muerte sin haber vivido. Una vida miserable no es vida. Es el triste destino de nuestros viejos . Su vida solo fue trabajo para traer un pazo de pan dignamente a la mesa.
    Esta historia ta triste es la que sufren tantos viejos queridos . Me ha conmovido !

    Saludos

  • Fabio Robles

    Samuel
    Me consternó tu poema.
    Un abrazo fraterno

  • Lebusla

    Gran pesar trasmite...no es para menos, la ausencia de un padre.
    Saludos



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