CORTEJO VESPERTINO SIN CAFÉ

Enrique del Nilo


AVISO DE AUSENCIA DE Enrique del Nilo
Mis letras no conocen de la brida de "derechos de autor" así que si les premias con el palmares de adoptarlas y darles tu nombre, siéntete en libertad de hacerlo, que feliz me sentiré de ver que ellas logran alcanzar las fronteras que yo jamás les podría dar

 

 

Por la larga vereda de la tarde

va quedando tu huella escarnecida

cuando vas inoculando tu silencio

en el frio alborozo de la vida

 

Y que importa si barrieron

de mendigos las calles y avenidas;

a los presos talquearon y vistieron

pa’ que la santa visita sea recibida

 

le vas arrebatando tentaciones

al pétalo que en mi mano se calcina

quedan a la vera murmuraciones

de esas que tapizan cada esquina

 

Que el petróleo está en una cascada

y hay submarinos listos a rescatarlo

el miedo y el hambre siguen en la jugada

aunque maduren la fe de descartarlo

 

Bajo la misma farola vendesida

colocas tu atlética marquesina

y le tomas los cuernos a la vida

para moldearle una ilustración supina

 

Hoy te enteras que el hambre es asesina

cuando sonó de tu puerta el aldabazo

le diste por destino al futuro la letrina

hoy aprieta el último caderazo

 

  • Autor: Enrique del Nilo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de febrero de 2016 a las 22:11
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 33
  • Usuario favorito de este poema: Maria Hodunok..
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Comentarios1

  • Maria Hodunok.

    Siempre se barren los mendigos,
    pa que la miseria no se vea,
    mientras los submarinos custodian,
    las calles y las veredas.
    Es muy fuerte hoy tu poema,
    y tu grito no será escuchado,
    oidos sordos al hambre y la miseria,
    hay cosas que son sagradas,
    y esta es una de ellas,
    pués si mal no he entendido,
    se viene para mis tierras.

    Saludos Enrique.!!!!!!

    • Enrique del Nilo

      La humanidad vive con máscaras
      individuales y colectivas;
      y los mendigos son una caque'mosca
      en el rostro de las sociedades
      ...¡perdón! debi poner suciedades

      ¡Gracias María por llegar!
      y darme esa luz que irradias
      hasta mi lóbrega alma



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