El Rey de los Ciegos

DiegoAlonso

Dormido en dulzura y en gloria, 

en confianza y demasía,

y la comodidad que a él se ofrecía

en forma de masa y euforia, 

yacía el rey en lamentos.

 

¡Pobre rey! Ya nada veía

de tanto cubrirse con velos,

y es que sin más que mirar a los cielos 

sus ojos de a poco morían.

 

Su vista por siempre dormía

y su reino lloraba en desvelo,

sufriendo angustiado el flagelo;

su rey ya no los veía.

 

Aceptando la triste agonía

cerraron sus fieles luceros,

el ver ya no les servía;

su rey, era el rey de los ciegos.

 

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Comentarios1

  • Bar Literario

    Es buena la reflexión que dejas en tu poema, ese rey que gobierna a los vasallos en su confianza al rey, -en su confianza- en su confianza.../ Hay varios lugares donde se gobierna a costa de la incredulidad del pueblo, a costa de la cultura que se tenga, a costa de la inocencia de éstos, a costa de la sonrisa con hipocresía y la promesa que con el tiempo se va transformando en mentira, como dices un rey de los ciegos, de aquellos que no quieren ver que todo no está yendo bien, e incluso la fortaleza va en dirección a las ruinas. Excelente reflexión.



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