Hoy he tropezado con el diablo,
ha sido un encuentro de suerte,
apenas le vi, examiné su aspecto
y me perdí.
Tenía metro setenta,
unos ojos color fuego,
en cada pestañeo estremecía mi mundo,
los ángeles huían de inmediato a su paso,
y ni hablar de su boca,
las palabras que emitía semejaban ser mariposas a su paso por mi oído,
vestía de negro,
el color de la noche,
el color de la vida,
mi color desde hoy.
¡Él era el diablo!
Lo confirmé cuando entre risas
su mano derramó una caricia sobre mi hombro izquierdo
y pude sentir que mis entrañas ardían,
mis pómulos fueron delatores de aquello,
entonces preguntó:
¿Por qué?
Y sin mirarle a los ojos contesté:
No lo sé...
Pero, en realidad, si sabía,
él era el diablo,
el próximo pecado que yo cometería
pero él no lo sabía, ni lo sabrá.
Y si me invita a dar una vuelta por las llamas,
lo tomaré de la mano
y contrastarán con mis antojos un par de alas negras.
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Autor:
Julieta Love (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 29 de octubre de 2015 a las 17:55
- Comentario del autor sobre el poema: El fuego es tan interesante.
- Categoría: Carta
- Lecturas: 69
Comentarios2
Diablita...
Un abrazo.
es solo que algunas llamas son tentadoras!
Un abrazo!
Muyyyy tentadoras. No te vas a quemar.
Aunque hallá en el infierno hay diablas muy bonitas.
Un abrazo con bomberos...
:3 Benditas llamas, benditas!!
Una diabla angelical... Vea pués; me dejaré llevar, Al cielo.
La señora de don diablo
las llamas cálidas probó
y él entonces le hablo
y sus palabras comprobó.
Eran una roja pira
donde se quemaría tu ser
entonces tu miras
sus ojos con su poder
Un beso a esa diablita.
Como no pasearse por el inframundo un ratito con tan suertudo tropezón!
🙂
Un abrazo!
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