HECHO A SU IMAGEN Y SEMEJANZA

Alek Hine



 

(lira)  

 

Es "Él", Creador supuesto

—el que, según algunos, en natura

se encuentra manifiesto—,

cual hombre; ¡su figura

descubre lo que es Dios: humana hechura!

 

  • Autor: Alek Hine (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de mayo de 2015 a las 17:23
  • Comentario del autor sobre el poema: "Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo" (Jenófanes de Colofón [570 - 475 a. e. c.]). Por falibilidad humana, todos los dioses creados por el hombre ("Dios" incluido, obviamente) han de ser necesariamente imperfectos, malas hechuras, siendo que la concepción de cualquier dios como un ente real constituye, "ab initio", un error en sí mismo. Y este error es directamente proporcional a los poderes o cualidades que se le atribuyen a la divinidad en que se cree, o sea, si el dios creado es "Dios" (omnipotente, omniscio, ubicuo, invisible, etc.), entonces el error es inmensamente grande; así pues, si nuestro Dios es tomado como un Absoluto, también nuestro yerro lo es. Pero algo de lo mejor que tiene el espíritu humano es su capacidad de autocorrección; sabernos falibles nos mantiene alertos ante la posibilidad del fallo, para que, cuando este se presente, nuestra mente abierta realice el cambio necesario —aunque a veces resulte demasiado difícil o tremendamente doloroso, pues nos hemos encariñado tanto con esos viejos dogmas que nos han hecho sentir bien. Tal vez añoremos los días felices de la etapa de nuestra infancia, pero no podemos permanecer niños toda la vida. Hay que aceptar hasta la dura verdad de la muerte; si la negamos, de todos modos el hecho se nos estampa en la cara. Nada fácil, mas ¿de qué sirve refugiarnos en fábulas consoladoras con sus falsas promesas de resurrección? El Dios que inventamos por temor o aversión a la muerte no nos ha de salvar, ni ahora ni mañana. Tánatos finalmente ha de llevarnos, y, o nos vamos valientes o nos vamos cobardes.
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 72
  • Usuario favorito de este poema: Jhon Deivy Torres Vidal.
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Comentarios3

  • Alek Hine

    "Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo."

    —Jenófanes de Colofón




    Por falibilidad humana, todos los dioses creados por el hombre (Dios incluido, obviamente) han de ser necesariamente imperfectos, malas hechuras, siendo que la concepción de cualquier dios como un ente real constituye, desde el inicio, un error en sí mismo. Y este error es directamente proporcional a los poderes que se le atribuyen a la divinidad en que se cree, o sea, si el dios creado es Dios (omnipotente, omniscio, ubicuo, invisible, etc.), entonces el error es inmensamente grande; así pues, si nuestro Dios es un Absoluto, también nuestro yerro lo es.

    Pero no todo está perdido. Algo de lo mejor que tiene el espíritu humano es su capacidad de autocorrección; reconocernos como seres falibles nos mantiene siempre alertas ante la posibilidad del fallo para que, cuando este se presente, nuestra mente abierta realice el cambio necesario —aunque a veces resulte doloroso, por el cariño con que nos hemos abrazado a esos viejos dogmas que nos han hecho sentir bien.
    Tal vez añoremos los días felices de la etapa de nuestra infancia, pero no podemos permanecer niños toda la vida. Tenemos que aceptar hasta la dura verdad de la muerte, porque si la negamos, el hecho se nos estampa en la cara. Nada fácil, pero de nada nos servirá refugiarnos en fábulas consoladoras, Tánatos finalmente ha de llevarnos, y, o nos vamos valientes o nos vamos cobardes.

    • Alek Hine

      "Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo" (Jenófanes de Colofón [570 - 475 a. e. c.]).

      Por falibilidad humana, todos los dioses creados por el hombre ("Dios" incluido, obviamente) han de ser necesariamente imperfectos, malas hechuras, siendo que la concepción de cualquier dios como un ente real constituye, "ab initio", un error en sí mismo. Y este error es directamente proporcional a los poderes o cualidades que se le atribuyen a la divinidad en que se cree, o sea, si el dios creado es "Dios" (omnipotente, omniscio, ubicuo, invisible, etc.), entonces el error es inmensamente grande; así pues, si nuestro Dios es tomado como un Absoluto, también nuestro yerro lo es.

      Algo de lo mejor que tiene el espíritu humano es su capacidad de autocorrección; sabernos falibles nos mantiene alertos ante la posibilidad del fallo, para que, cuando este se presente, nuestra mente abierta realice el cambio necesario —aunque a veces resulte demasiado difícil o tremendamente doloroso, pues nos hemos encariñado tanto con esos viejos dogmas que nos han hecho sentir bien.

      Tal vez añoremos los días felices de la etapa de nuestra infancia, pero no podemos permanecer niños toda la vida. Hay que aceptar hasta la dura verdad de la muerte; si la negamos, de todos modos el hecho se nos estampa en la cara. Nada fácil, mas ¿de qué sirve refugiarnos en fábulas consoladoras con sus falsas promesas de resurrección? El Dios que inventamos por temor o aversión a la muerte no nos ha de salvar, ni ahora ni mañana. Tánatos finalmente ha de llevarnos, y, o nos vamos valientes o nos vamos cobardes.

    • EL POETA MALDITO

      "ÉL EXISTE MIENTRAS YO EXISTA"
      "ÉL NO EXISTE CUANDO YO DEJO DE PENSAR QUE ÉL EXISTE"
      SIN EMBARGO,
      ¿QUIÉN DICE QUE NO EXISTE?
      SÍ HAY TODO UN DESFILE DE CARNE TENIENDO FE EN SU CAUSA, EN OTRAS PALABRAS "CREYENDO"

      • Alek Hine

        Y el unicornio azul también se pasea por los bosques de la imaginación.

      • Nadie

        Al mundo de contino
        y al hombre está en su mente Dios haciendo,
        y el hombre al ser divino
        recrea en Él creyendo:
        ¡es sacro este recíproco crescendo!

        Un saludo cordial, Franco Poeta.

        • Alek Hine

          Siendo que es poesía, lo de sacro es aceptable; pero ya fuera de eso, ese recíproco crescendo es completamente humano. Saludos, Osvaldo. Feliz día.



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