Supongo que ya no podrá ser
de otra manera:
Me puede el haber estado
cara a cara con la afable muerte,
el haber conseguida
nada de nada -por fortuna-,
y saber que “nada” también es “algo”.
Cuando la defunción y el R.I.P.
succionen mis vértebras
digan que fue Cielo lo que viví,
lo que me llevó al nicho interfecto;
no quiero lloros ni palabras bellas,
no deseo estar mirando el “más allá”
con seres ridículos circundando mi ataúd.
Solamente digan “Cielo” y allí estaré:
Los pocos que me hayan querido
ya sabrán a lo que me refiero…
Cielo; los otros, la mayoría de cuervos,
a secas que escupan al suelo
y sepan que yo –siempre-
escupí primero.
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Autor:
Alexander Vórtice (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 16 de febrero de 2010 a las 08:16
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 73
Offline)
Comentarios2
triste y sentido...muy realistas tus versos...besitos
Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo cordial.
Es espectacular este poema, con la realidad terrible y poética de la muerte. Por Dios, que belleza de poesía
Un beso enorme
Vaya! Muy agradecido por tus efusivas palabras. Gracias, tu comentario me hace enrojecer. Un beso enorme!
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