Entrando la tarde, a las orillas del río,
El aire fresco, el aroma de los prados,
Con la suave brisa que acaricia,
Sentir, revolotear mi cabellera,
Sentir, el cosquilleo en mis pies
Sentir, el pasto húmedo y verde,
Sentir, el paso del afluyente río,
Sentir, nuestros cuerpos sumergidos,
En las aguas cristalinas,
Caminos, circundados entre las piedras,
Ramales, concluyen, donde desborda el río.
Solíamos jugar, en sus aguas, inquietas,
Disfrutando, lo que la naturaleza, nos ofrecía,
Hasta, no caber el corazón en el pecho,
Anhelándonos, rebosándonos,
Entre mimos, besos impetuosos,
Nos envolvíamos, en libidinoso ímpetu,
Nuestra entidad, atónitos, exaltados,
Por el afán que conlleva, ante el estupor
De los amantes, que deseaban regocijarse
En aquellos momentos, que incitaba,
El atardecer, de ese maravilloso día.
Iven Marino M.
Comentarios5
Hermoso Iven!!!
Un placer leerte, esa descripción perfecta que hacés en el poema, me encantó
Besotes
Un atardecer , un río , los amantes, qué belleza!!
un abrazo ,amiga
Hermosa atardecer en el río has plasmado en el poema, un saludo, muy lindo.
Casi que uno siente que el río es imaginario ante la pasión que los versos mismos van llevando como una extraña corriente de aguas apasionadas
Que belleza de poema mi querida Iven, que manera de describir ese rio, ese atardecer, ese amarse...hayy me encantó...
Felicitaciones enormes.
Un beso.
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