Hierbecilla

Alberto Moll

 

Junto al añoso marco

de mi ventana,

en minúscula grieta

que dos viejos ladrillos

recios amparan,

humilde hierbecilla

de verdes luces

ha crecido inocente:

criatura gestada

por las lágrimas tiernas

que una nube piadosa

sobre el ajado muro

derramó un día.

 

Sus hojuelas alegres

bailan al viento.

Y, cuando el sol las baña,

parecen esmeraldas

trémulas y convulsas

en su intemperie.

Con su verdor chispeante

a la pared caduca

dan, generosas,

un jubiloso toque

de nueva vida.

 

Cuando desde el alféizar

yo las contemplo,

en mi mente se alumbra

un interrogante:

Ese brote nacido

en rocas ruinosas

¿será acaso presagio

de que aún en los seniles

y ya postreros

años de un pobre anciano

puede surgir acaso

algún verde destello

de una ilusión radiante?

  • Autor: Alberto Moll (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de noviembre de 2013 a las 14:20
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 97
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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Comentarios2

  • EDUARDO FAUCHEUX

    Sí señor! Con total seguridad yo se lo afirmo y garantizo!
    No hay edad para el asombro y la contemplación.
    Así como...
    dos viejos ladrillos
    recios amparan,
    humilde hierbecilla
    de verdes luces...
    usted mismo lo ha dicho... en la ancianidad de los ladrillos se reprodujo la floreciente vida!

    Y así el mundo nos sorprende con sus causalidades ("criatura gestada por las lágrimas tiernas que una nube piadosa sobre el ajado muro derramó un día") que nos irán cambiando nuestras vidas.

    Es el milagro de la Existencia, el asombro y la Sabiduría...

    Abrazos transatlánticos argentinos.

    • Alberto Moll

      Muchas gracias por su generoso y optimista comentario. Ojalá en los años que nos queden de vida a los que ya hemos entrado en "la tercera edad" todavía nos broten algunas hojas verdes (como al viejo olmo en el hermosísimo poema de Antonio Machado, ¿lo recuerda?)

      Abrazos desde esta España que también atraviesa tiempos difíciles como su noble patria en los últimos tiempos.

      • EDUARDO FAUCHEUX

        Estimado poeta:
        Estoy pisando los 60, que no es poca cosa... Eso, empecinadamente -y no por intentar el engreimiento de ser eterno- todos los santos años, desde hace más de 30, no quita que, los primeros días de Noviembre, no vaya a rendir la prueba anual obligatoria de natación para todos los Guardavidas certificados de la Argentina, ni tampoco me quita el orgullo de enseñar buceo deportivo en mi escuela de buceo en la ciudad de La Plata.
        Y salvo que el Gran Jefe de Todo disponga lo contrario, seguiré nadando, buceando, escribiendo poesía, andando en motocicleta, soldando "fierros", llevando a cabos nuevos proyectos, construyendo en mi escuela, imaginando nuevos inventos y, sosteniendo -y por lo tanto, continuando en la búsqueda- que el estilo más rápido de natación todavía no ha sido creado.
        Y qué quiero decir con ésto? Bueno, que estos son los "brotes de hojas verdes" a los que usted se refiere! Mi abuelo murió a los 99 años, porque se lo llevó una neumonía, pero, si no fuera por eso, hoy, a los 129, todavía se levantaría a leer el diario, estudiar matemáticas y dar clases de inglés; y si sus piernas hubieran tenido fuerzas, seguiría yendo al centro de su ciudad a tomar sus cafés y piropear a las chicas, diciéndoles:
        - Epa! Si las vías del tren son tan lindas... cómo será la "estación"???!!!
        (Una grosería de parte de él, pero, a su edad, estaba todo disculpado!)

        En resúmen... Nada tiene que ver la edad, amigo. Si la juventud eterna la tiene en su espíritu, cada mañana, al levantarse, junto a sus "amigables" dolores de espalda, piernas y articulaciones, que le recuerdan la maravilla de estar vivo; o en su desayuno, junto a la "ensalada" de medicamentos que debe tomar; o cuando necesita su bastón para apoyarse; o cuando espera pacientemente que le vengan a empujar su silla de ruedas... en cada una de esas veces, florecerá una nueva primavera juvenil en su alma, mi estimado amigo. Y su árbol seguirá siendo tanto o más frondoso que en su juventud, dando la sombra y el ejemplo a tantos jóvenes vagos, viciosos y quejosos, que ya tienen la senilidad instalada en sus corazones.

        Es cierto lo que usted dice de nuestras patrias... Al igual que nuestra civilización, ellas se caen a pedazos. Pero, así y todo, tal como dice el escrito Desiderata, "sin duda, el universo se desenvuelve como debe".
        Que cada uno de nosotros haga lo que crea correcto y estaremos en paz.

        Un abrazo para usted y los suyos.

      • Hay 2 comentarios más

      • El Hombre de la Rosa

        Excelente y gratificante la lectura de tus bellas letras amigo Alberto Moll
        Un fuerte abrazo de amistad
        Críspulo el de la Rosa 😆 😆 😆

        • Alberto Moll

          Agradecido siempre a tus amables y elogiosos comentarios.
          Un abrazo
          Alberto



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