Alberto Moll

Hierbecilla

 

Junto al añoso marco

de mi ventana,

en minúscula grieta

que dos viejos ladrillos

recios amparan,

humilde hierbecilla

de verdes luces

ha crecido inocente:

criatura gestada

por las lágrimas tiernas

que una nube piadosa

sobre el ajado muro

derramó un día.

 

Sus hojuelas alegres

bailan al viento.

Y, cuando el sol las baña,

parecen esmeraldas

trémulas y convulsas

en su intemperie.

Con su verdor chispeante

a la pared caduca

dan, generosas,

un jubiloso toque

de nueva vida.

 

Cuando desde el alféizar

yo las contemplo,

en mi mente se alumbra

un interrogante:

Ese brote nacido

en rocas ruinosas

¿será acaso presagio

de que aún en los seniles

y ya postreros

años de un pobre anciano

puede surgir acaso

algún verde destello

de una ilusión radiante?