Esta noche a la luna no la veo,
descansa acunada entre las ramas,
de los árboles serenos,
Son tan hermosos, resisten a todo.
Esta noche en ellos pienso
y a su comprensión me entrego,
muy cerca de mí los tengo
y en seguridad me siento.
Qué haría tan sola yo,
sin sentir por la noche,
su silencio y su frescor,
quién mi ansiedad curaría
en la noche oscura de mi alma,
sin su armonía y su calma.
Los árboles son mi familia,
mis seres más queridos
y mis mejores amigos.
Cuando los miro me hablan
y me mecen en sus ramas,
los abrazo y me abrazan
en su profunda espesura,
sé que no estoy abandonada,
me hacen compañía,
la vida me salvan,
con su ejemplo me enseñan
la paciencia, la fe y la esperanza.
No tengo miedo
de lo que pueda pasar,
su paz y su calma
siempre me darán,
su energía y su fuerza
me transmitirán,
su dulce verdor me consolará.
Si les cuento mis problemas,
siempre obtengo una respuesta,
de Dios me siento más cerca,
cuando estoy en su presencia.
A Dios no lo veo pero a ellos sí,
delante de mis ojos,
siempre junto a mí.
Los árboles siguen viviendo,
en la eternidad del tiempo,
enraizados en la Tierra,
viven entregados al Cielo.
A Dios siempre le suplico,
que quiero ser como ellos,
si me tengo que morir,
que me entierren junto a ellos,
para seguir en la Tierra
y en la inmensidad del Cielo.
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Autor:
Rosa Baladron Rodriguez (
Offline) - Publicado: 20 de octubre de 2013 a las 03:53
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, ateneo, joaquin Méndez

Offline)
Comentarios3
Hermosa la lectura de tu grato poema amiga Rosa Baladrón Rodriguez
Felicidades en el día de nuestras madres queridas.
Saludos de afecto y amistad
Críspulo tu amigo
Unteresante poema amiga.
Abrazo.
Gracias amigos Críspulo y Joaquín, por leer y vuestro amable comentario.
Un abrazo.
Rosa
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