Rosa Baladron Rodriguez

IGUAL QUE LOS ÁRBOLES

 

Esta noche a la luna no la veo,

descansa acunada entre las ramas,

de los árboles serenos,

Son tan hermosos, resisten a todo.

 

Esta noche en ellos pienso

y a su comprensión me entrego,

muy cerca de mí los tengo

y en seguridad me siento.

 

Qué haría tan sola yo,

sin sentir por la noche,

su silencio y su frescor,

quién mi ansiedad curaría

en la noche oscura de mi alma,

sin su armonía y su calma.

 

Los árboles son mi familia,

mis seres más queridos

y mis mejores amigos.

Cuando los miro me hablan

y me mecen en sus ramas,

los abrazo y me abrazan

en su profunda espesura,

sé que no estoy abandonada,

me hacen compañía,

la vida me salvan,

con su ejemplo me enseñan

la paciencia, la fe y la esperanza.

 

No tengo miedo

de lo que pueda pasar,

su paz y su calma

siempre me darán,

su energía y su fuerza

me transmitirán,

su dulce verdor me consolará.

 

Si les cuento mis problemas,

siempre obtengo una respuesta,

de Dios me siento más cerca,

cuando estoy en su presencia.

 

A Dios no lo veo pero a ellos sí,

delante de mis ojos,

siempre junto a mí.

 

Los árboles siguen viviendo,

en la eternidad del tiempo,

enraizados en la Tierra,

viven entregados al Cielo.

 

A Dios siempre le suplico,

que quiero ser como ellos,

si me tengo que morir,

que me entierren junto a ellos,

para seguir en la Tierra

y en la inmensidad del Cielo.