Anoche una centella -o una turba- quemó la iglesia.
Hoy el pueblo amaneció distinto, sin campanas, sin ruegos,… sin penitencias.
Como no había hostias, la gente compartió el pan aliñado con el sudor y los cantos a la tierra,
como no había vino, se embriagaron con la alegría de reencontrarse en las calles gastadas por el tiempo y el olvido.
Una totuma de cucuy suplantó la pila de agua bendita,
la banda marcial tocaba un son pegajoso, de cadencia loca.
y las flores para la virgen bailaban en el cabello suelto de las mujeres.
Las espaldas enjutas se enderezaron sin el peso de los santos en procesión
y las sonrisas llenaron cada losa, cada banco y hasta el busto que descansa en la anciana placita.
¡Creo que Dios escucho sus oraciones!
- Autor: La Pared del Barrio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de junio de 2013 a las 15:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 118
Comentarios1
SIEMPRE DIOS ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES
HERMOSO
UN ABRAZO , AMIGO POETA
Siempre nos escucha! siempre!!!!!
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