Teje, un camino de rosas amarillas
Sobre mi piel y su aliento a mañana.
Teje el rocío y su recuerdo de río breve
entre las riveras idénticas de mi pecho.
Busca en tu lengua la excusa de sed,
en tus dientes un hambre de huesos,
en tus labios la mansedumbre de la locura:
Sea tu boca entera una odisea más allá
de los susurros del deseo.
Teje para mí, un vaivén nacido en tus caderas,
de norte a sur, de este a oeste.
Desafía a la luna llena en exactos círculos
donde habiten las nieves y los gritos clandestinos.
Teje un temblor de isla en los dominios redondos
de mi ombligo, invoca un anillo de manzana madura
cuando me aumente frente a tu lengua y cierre los ojos
desprotegido.
Teje un espasmo entre las celdas uniformes
de tus dientes, martilla mi fuerza, lacera mi ímpetu
de bandera, mi altitud de mástil.
Reza en mis gemidos una oración rupestre,
déjame fósil, naufrago, saliente en el camino.
Teje mil delirios sin toque de queda,
aunque mutiles mi arrayán,
y desaparezca al final del relámpago…
Lejos, muy lejos y me inunde la fatiga.
Comentarios2
Un lujo de elegancia sensualmente bello, querido Leo
Te admiro y te quiero un montón.
Besotones ami
Aqui leyendo su pesía erotica difusa, je je je je... Buen ejemplo de sutileza...
Un saludo, y un abrazo
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