Donde se levanta censo aproximado de sirenas y con brevedad se prosan algunas cualidades de ellas al estilo de Francisco Delicado (por Eduardo Vázquez Martín)

Poethas

Las hay muchas y son variados sus hábitos. Unas sólo cantan sentadas a la puerta de su casa. Otras cuando cantan peinan larga cabellera. Se sabe, por raro que parezca, que además de sorda no falta la que es muda. Sirenas arrepentidas y cínicas. Unas santas y otras pecadoras, golosas y flacas, necias y atentas. Van de un lado a otro, de costa a costa, atropellándose en su enloquecimiento de cardumen disperso. De ahí que se diga que a río revuelto ganancia de pescador.

 Altas y espigadas las que más favores reciben y mejor muerte proporcionan; son caras. Porque también es variado el precio que se paga por tanta alcahueta, ramera de buena voz —tesitura dice el que de eso sabe o le contaron—. Sirenas putas y putas sirenas, pastan yerbas dóciles cuando se manatinan y se hacen buenas. Sirenas de horario muy distinto; la que sólo ama y mata a media noche, la que a cualquier hora, por vicio y por gusto y porque nunca falta quien va resuelto a perderse en sus abrazos. Por lo mismo hay remilgosas, apretadas, siperonoahorita. Romanas y griegas, españolas mudéjares y portuguesas tristes. Sirenas meridianas y occidentales. Sirenas combatidas y sirenas vencidas. Sirenas güelfas, gibelinas, injuínas y de mentiras. Sirenas secretas y sirenas públicas. Sirenas para cantarle sólo al príncipe y al vate que al príncipe la canta. Sirenas rebeldes, feriales y famosas. ¡Ligeia y Circe! —por ejemplo—.

Sirenas trasvestidas hay. Sirenas de ambos sexos en las orillas de Reforma e Insurgentes. Sirenas para siempre. Sirenas de una noche. Al piano y con guitarra. Sirenas de acordeón —falsas sirenas—. Sirenas maquilladas y sirenas jabonadas. Sirenas de partido, de catedral y de domingo. Buenas y malas sirenas. Hay tantas y tantas y el Campo Santo es corto que para eso hay mar y mar por todos lados.

  • Autor: Poethas (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de noviembre de 2012 a las 04:15
  • Comentario del autor sobre el poema: Eduardo Vázquez Martín, nacido en 1962, es un escritor mexicano. Habiendo estudiado antropología social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Se ha desempeñado como bibliotecario, coordinador editorial de revistas y publicaciones referentes a la poesía, así como en diversos cargos en reparticiones, funciones públicas y publicaciones de indole estatal, universitaria y privada. Recibió las becas: Jóvenes escritores del Instituto Nacional de Bellas Artes (1989), Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes del CNCA. En él genero de poesía (1992), Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes del CNCA. En el género de poesía (1995). Es autor de Navíos de piedra UNAM (1986) (Colectivo), Comer sirena El tucán de Virginia (1992), Entre las sábanas Cal y Arena (Colectivo), Minuta Ditoria Editores (1997), Naturaleza y hechos ERA (1999) y Lluvias y secas Ediciones Sin Nombre, (2008). De igual forma, ha estado a cargo de diversos talleres literarios y poéticos en instituciones y universidades. Fuente: www.excentricaonline.com
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 16
  • Usuarios favoritos de este poema: Paloma Ausente, El Hombre de la Rosa.
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Comentarios2

  • PoemasDeLaSu

    Muy bueno!!
    Abrazos asíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii de enormes

  • El Hombre de la Rosa

    Excelente y preciado poema amigo
    Preciada lectura tus versos
    Saludos y abrazos de amistad
    Críspulo Cortés Cortés



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