CABALGANDO EL DESENFRENO (sobre ti y mas)

Isaac Amenemope

I

 Permítele hoy a mi debilidad

 que busque refugio en el suelo de tus ojos,

 permítele al soplo inquirido de mi ser

 que remueva las aguas de tu pequeño mar.

 

 Si me lo permites,

 haré que sobre tus campos

 llueva el tacto del halago,

 haré que de los frutos caídos del árbol de la paz

 broten los alcances de tu boca,

 haré que de la insinuación termine de brotar

 la miel represada en tus panales neurales,

 haré que de tus labios el azúcar vuele

 como polen amarillo sobre mis costados,

 haré que la marea de tu abdomen se comprima

 y que las olas dibujándose en mis dedos

 se boten por tu escápula.

 

 Haré que extiendas los arcos que una vez

 templaron airosos las razones de mi lucha,

 y cuando eso hayas hecho,

 con los cuencos de tus manos rebosantes

 de disoluciones en medio del chubasco,

 desahogaré desde el brote una palabra...

 

 Respiraré, y sentiré esa inspiración del todo mansa,

 sentiré el aliento aleteando en tu garganta

 como un águila nocturna.

 

 Servirá la cumbre de mi desvanecimiento

 de nido al estro estable de la aurora,

 y mi alma se colgará de los planetas

 barriendo a horcajadas la penumbra,

 hasta que los cielos pintados con el sol de cada día

 vuelvan a quemarse,

 y la inquietud ingente y sin memoria

 despierte al balbuceo azul de pez amamantado.

 

 II

 Otra vez encapotado, desmembrándose del cobertizo,

 sacudiendo oscuridades y deshilvanando mediaciones;

 como ahora, pasaré dócil la pluma por el aire del jazmín

 y la dejaré caer a lo profundo de la contemplación humana.

 

 A lo amplio de mi uno y mil despertares,

 las planicies que ponen el horizonte como ocaso perdido

 a vagar de costa a costa,

 las fronteras rematadas de azul,

 explayando la serpiente de sal que devora mis jardines.

 

 III

 Cabalga mi paciencia sobre las faces contraídas de la luna

 y tus lunas galopan entre la hierba cósmica,

 tiran mis ojos del anhelo de ver por un segundo

 mientras el pecho se desata el vuelo a la distancia.

 

 Decir que hasta la noche dormía,

 mientras yo podaba las agujas de tu alucinante espacio,

 mientras tu esculcabas en el abismo pubescente.

 

 Mejoraste tus puntadas sobre mi tapete púrpura

 armaste tus secretos a la enredadera que subía misteriosa

 y me cubriste todo de promesas.

 

 Te solté al amparo de mis brazos,

 agité la excitación cuando el si se arremolinaba desposeídamente,

 facilité a mis designios vasculares

 su propagación por los confines de tu nebulosa rosa,

 arrojé pintas ardientes de inconquistables musgos

 en las inmediaciones inundadas en tus muslos,

 auxilié esa desesperación

 cuando se perdía en el aplazamiento de la dicha,

 floreciendo desde mis entrañas

 como el gutural botón de un lirio venturoso,

 agarrándose de mis espinas,

 amoldándose al relieve de una oración ahogada.

 

 IV

 Toqué, como con un pincel la cima

 para desdibujar nubes en tu cielo carmesí;

 hallé el sabor a origen

 en tu acaramelado plantío de tornados labiales.

 

 ¿Qué hice?.

 Profesé más allá de las puertas de tu privacidad encarnada

 el enaltecimiento de mi sugestivo ajuste,

 me embebí en tu exaltación.

 Subiste a la elevación de mi voluntad biológica,

 incrusté el exordio de mi henchida placidez viril

 en tu cueva encantada.

 

 Ímpetus descolocados salieron hacia el aire,

 comienzos absortos en el reconocimiento de tus manos,

 deleites emparrados a las salientes de la conmoción,

 detalles descubiertos como tesoros en tus vetas.

 

 V

 Los apuntes mutuos se desmigajaron cual flagrantes notas

 y mis palabras encendidas,

 aplastadas contra la piel de tu piel

 guiaron arias escarlata en tenue fuego

 por los caminos silenciosos de tu parecer.

 

 Enarbolados estos besos en la cumbre de tu ensimismamiento,

 ondeantes las hojas de nuestras bocas

 en las alturas prefaciales,

 elevados los matices y guardados los quejidos,

 buscaron hallarse de pronto en el asombroso salto

 hacia la luz de la nueva vigilia.

 

 Cuando en el acabado instante se apaguen los ojos de la dicha,

 yo surgiré aquietado borrando con los míos,

 la encandilada senda sumida en el regreso,

 y antes que apuntar el primer paso hacia el recuerdo

 donde reposa fatigado el cuerpo y su destierro,

 soñar como la ola

 soñar en volver a juntar mi tierra con tu agua,

 y tu agua con el cielo.

  • Autor: Isaac Amenemope (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de noviembre de 2011 a las 00:18
  • Comentario del autor sobre el poema: Bella Alla Kushnir! Hermosa Bellydancer!!!
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 394
  • Usuarios favoritos de este poema: Marellia, valy omra.
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Comentarios4

  • PoemasDeLaSu

    Sabés que el belly dance es IMPRESIONANTEMENTE bello.
    Me encanta verlo, es todo un arte, hay pocas cosas tan sensuales, eh?
    y tu poema es magnífico Isaac!
    Como siempre un lujo leerte y me saludás a tu Bella.
    Un abrazo enorme

  • Marellia

    Sublime , maravillosas imágenes de un encuentro de dos almas en un solo ser .
    Gracias por ser Luz .
    Sigo descubriendo tu universo
    Un beso para vos y otro a tus soles
    TE QUIERO

  • efraguza123

    Me encanta la descripcion del proceso de crecimiento del amor...
    Que Dios le bendiga en este Domingo maravilloso por alabarlo y agradecerle sus bondades....

  • valy omra

    Un poema tan profundo , tan romántico inspirado por una hermosa mujer de luz y danza estelar !!!
    Adoro las metáforas exquisitas y portentosas de tus versos .
    Me despido hasta el próximo ,bendiciones infinitas para ti y tus seres queridos .
    Valy



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