«Shirley» de Charlotte Brontë

Pese a los miles de nombres que atraviesan las venas de la literatura anglosajona, el carácter misterioso y a la vez reflexivo presente en la escritura de las hermanas Brontë continúa llamando la atención. En el desván de los libros perdidos quiero rescatar una obra que a mí me gusta especialmente; se trata de «Shirley» de Charlotte Brontë.

Una novela sobre las diferencias de clase

La historia transcurre en Yorkshire y esto es importante, porque la trama fundamental está relacionada con la industria textil de este lugar, Hollow Cotage. Aunque una vez más, Charlotte nos ofrece una entretenida historia de amor y desengaño, lo más interesante de su trabajo es la crítica social al sistema de valores de una sociedad hipócrita y llena de tabúes.

En el plano emocional tenemos la historia de amor y desamor en la que participan Robert Moore, Shirley y Caroline. Caroline que ha estado siempre enamorada de Moore, ve cómo su unión se pone en peligro con la llegada de Shirley, una futura heredera de la empresa. En ese plano, Charlotte intentará reflexionar sobre las muchas y variadas formas de amor que podemos experimentar.

El contexto de la novela es la depresión económica sufrida en Inglaterra después de las guerras napoleónicas. En un momento crítico para el desarrollo local, el dueño de la fábrica textil de Yorshire decide adquirir maquinaria para mejorar la producción de su empresa. La principal consecuencia de esta decisión es dejar sin trabajo a muchísimas personas, quienes, movidos por el descontento se levantan contra su jefe.

La forma en la que Charlotte consigue poner en evidencia estos conflictos y llevarnos a reflexionar sobre la manera en la que los hombres con poder han siempre ido contra el desarrollo social, me parece absolutamente lúcida, porque dejan al descubierto a una autora despiertísima que, a pesar de haber nacido en una buena cuna, supo entender las necesidades de los otros y escribir contra un sistema abusador y negligente.

La historia comienza con la llegada del obispo de Yorshire y algunos de sus ayudantes a la fábrica de Hollow Cotage. Al llegar descubren que la maquinaria que ha sido adquirida por Moore para mejorar el trabajo ha sido destrozada. Aquí tenemos el punto de partida de un conflicto que atravesará toda la historia y que le permitirá a Charlotte reflexionar sobre las diferencias de clase y el abuso de los empleadores contra sus súbditos; por otro lado, también dejará caer una cierta crítica contra la iglesia y el estado que observan cómo vive el pueblo pero no hacen nada para cambiar las cosas.

Todas estas reflexiones, Charlotte las introduce a través del personaje de Caroline quien, pese a estar enamorada de Moore, no duda en hacerle ver que el trato que da a sus empleados es injusto.

Asimismo se apoya en el personaje de Shirley para mostrar a una mujer totalmente distinta, y contraria a las convenciones: hábil para los negocios, capaz de llevarse el mundo por delante y de llevar a cabo sus deseos. A diferencia de Caroline Shirley es intensa, atractiva y valiente. En el fondo, con ambos personajes Charlotte nos invita a rescatar los muchos matices que puede tener la fortaleza y la búsqueda del bienestar según qué educación y qué contexto.

Escribir para el futuro

Así como ocurrió con «Agnes Grey» de Anne Brontë, «Shirley» fue una novela adelantada a su tiempo, a la que la historia de la literatura todavía no la ha puesto en el lugar que se merece.

Hay en toda la obra una larga sombra. Es posible que esta desazón, que se respira mucho más que en Jane Eyre, tenga que ver con la situación emocional que enfrentaba la autora: sus hermanos, enfermos de tuberculosis fallecieron durante el tiempo que ella componía esta obra, y su única hermana viva, Anne, falleció uno años más tarde. El dolor y la muerte no sólo se hallan presentes en la narrativa de Charlotte sino que atraviesan toda su biografía.

La narración de «Shirley» nos permite ver una Charlotte diferente. A diferencia de sus otras novelas, ésta se halla narrada en tercera persona; lo que le permite a la autora mostrarnos una obra mucho más amplia y desplegar todo su caudal literario.

Otro uso que hace Charlotte es el dirigirse muchas veces al lector y procurar compartir con él sus puntos de vista en torno al actuar de los personajes. Esto que ha caído tanto en desuso, es para mí algo sumamente atractivo de la literatura de Charlotte. Ese conversar directo con el lector, que exige un dejar en evidencia las propias ideas, en un salirse un poco de la ficción para dar paso a una mirada detenida sobre la realidad, ¡me gusta especialmente el manejo que hace Charlotte de este recurso!

Otro elemento llamativo y siempre presente en la obra de Charlotte es el desamparo en el que viven sus personajes. La familia como cobijo se halla ausente, y la vida es dura, a veces aburrida y en ocasiones cruel. A medida que avanzamos en la lectura, estas sensaciones se intensifican, y es posible que esto tenga que ver con lo que decía antes, que como Brontë no estaba atravesando una buena situación emocional, a pesar de que no abandonó la escritura, la vida se le coló en la escritura.

Creo que «Shirley» es una interesante novela que ningún amante de la obra de Charlotte Brontë debería dejar de leer.



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