Rescatando la planta de Vasconcelos

Historias como «Mi planta de naranja-lima» de José Mauro de Vaconcelos, no pueden pasarte desapercibidas. Se te meten en el alma, te sacuden, te enternecen, te entristecen y te hacen notar que en la vida hay mucho más para ver que lo que apreciamos.

En esta impresionante obra podemos acercarnos de verdad a la esencia de la niñez, a la real pobreza, sin palabras que la suavicen y de una forma sumamente intensa. Una historia contada desde la mirada de un niño que razona y siente como un adulto, que debe crecer bruscamente por las experiencias que le toca vivir.

Este libro reivindica de alguna manera la infancia, que se cree santurrona y un poco tonta, muestra cual es la inocencia real en un niño. Muestra a un niño de carne y hueso, que piensa y tiene desarrolladas sus capacidades cognitivas de un modo inocente, pero que no es en ningún aspecto tonto. En esta obra los temas principales son la pobreza y a lo que ella puede llevar: el desempleo, la violencia familiar, y el despertar de la consciencia con los golpes de la vida.

El universo de Zezé

El protagonista de «Mi planta de naranja lima» es un niño sumamente extrovertido, amante de las palabras y de la vida, que es capaz de emocionarse con las cosas más espontáneas de la existencia y de la naturaleza. Un alma pura, aún no contaminada por la humanidad y la política.

El protagonista, Zezé, posee una mente despierta y muy inquieta, deseosa de conocimientos, de vida, de amigos, de cariño y que debe sorportar tremendos castigos con cada una de sus travesuras. Su vida es dura y está convencido de que es malo. ¿Responsable de ello? No, su mirada del mundo y de sí mismo a esa edad, tan temprana, corre por cuenta indudablemente de sus mayores que no son precisamente los que necesita un niño para crecer libre y feliz.

Zezé, tiene un alma tan sensible que sufre de forma intensa los dolores que acontecen a su alrededor, como la infancia cruel y lejana de su madre:

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Estilo de Vasconcelos

José Mauro de Vasconcelos escribe de una manera tan sencilla y espontanea, que consigue conmoverte profundamente, aun si no has visto de cerca la pobreza o si no suelen interesarte las historias con niños. Su obra tiene tal frescura que te queda dando vueltas en el cerebro y en el alma. Su prosa te hace sonreír, llorar, entristecerte, compadecerte, reír y sentir la crueldad de la vida en primera persona.

Además la pasión de la prosa nos acerca íntimamente a ese pequeño que se asombra con cada palabra que aprende y se maravilla con todo cuanto le rodea.

Esta obra puede ayudar a comprender las emociones infantiles y adolescentes, el despertar de la madurez y a encaminar a los jóvenes hacia la búsqueda de verdaderos valores, que los ayuden a sentirse dichosos con el cuerpo que poseen, y sientan el deseo de utilizar el cerebro y el alma de formas que puedan ayudar a mejorar la realidad en su entorno.

Es una obra imprescindible para cualquiera que se sienta desmotivado pero también para aquellos que sienten profundamente la pasión por algo, una vocación o simplemente por el hecho de estar vivos.

Entender la pobreza

Como documento social, esta novela puede ser de suma utilidad para entender la realidad de los barrios pobres de Latinoamérica, adaptable no sólo a Brasil sino a otros países del continente. Pocas veces un escritor ha pintado de manera tan clara los sentires y las vivencias del mundo detrás de la autopista.

No se trata de una novela exclusiva para jóvenes, la maestría de Vasconcelos hace que pueda ser leido por todos los públicos. Es un relato intenso, que toca temas de cualquier sociedad y en cualquier época y que ayuda a entender las problemáticas de las clases que se encuentran al margen de los movimientos sociales y económicos, pero cuya existencia es vital para el desarrollo de una cultura.

Mi planta de naranja-lima es una obra autobiográfica por eso para José tiene un valor especial. En su momento contó que había tardado 12 días en escribirla, pero que la traía consigo desde mucho tiempo atrás y bullía por ser contada.

José Mauro de Vasconcelos nació en un barrio muy pobre de Bangu, y dado que sus padres eran sumamente pobres debió irse a vivir con unos tíos quienes fueron los encargados de criarlo y cuidarlo. Su vida estuvo marcada por las pérdidas, el dolor y la miseria; pese a ello, como Zezé, supo vencer las vicisitudes y ofrecernos una historia entrañable y conmovedora.

Pese a amar la literatura, dedicó gran parte de su vida a trabajar en diferentes empleos que le permitieran subsistir, mientras escribía en su tiempo libre.

En su obra puede notarse una gran conexión y un intenso compromiso con los que menos tienen y aquellos que sufren las injusticias de la sociedad. Además, en cualquiera de sus libros se puede percibir un respeto profundo por la naturaleza y por la vida.

Comentarios2

  • herminia trejo

    realmente es un autor que admiro, como dice el artículo, te hace emocionar, y en todos los estilos, desde la emoción amarga hasta la no tanto, siempre me hizo acordar a Corazón, y no tiene un público específico, todos podemos apreciarlo, gracias por el recordarlo, además de un autor comprometido con las letras comprometido con la sociedad

  • Marellia

    Nunca voy a olvidar cuando la leí por vez primera..
    Ternura, dolor, impotencia, tantas emociones se hacina presentes..
    Luego, "vamos a calentar al sol" me volvió a llenar los ojos de lagrimas.



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