Lo que le debemos a Martin Luther King

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Lo que le debemos a Martin Luther King

Las personas que lucharon por una idea y que incluso fueron capaces de dejar su vida por ella son dignas de mi admiración.

En un mundo donde torcer los principios es sumamente sencillo porque «nadie va a cambiar por lo que yo le diga o haga», mantenerse firme en la lucha convencidos de que un cambio es posible es una de las tareas más titánicas que existen.

Por eso, personas como Martin Luther King son dignas de todo mi respeto y admiración.

Recientemente se han cumplido los 50 años de su discurso y me parece que un hueco en esta columna es lo justo. Porque, pese a que muchas cosas no han cambiado desde entonces, lo poco que lo ha hecho en gran parte se debe a la lucha de este hombre incansable.

El sueño de Martin Luther King

En 1963, más precisamente el 28 de agosto, Martin Luther King ponía a una gran parte de la ciudad de Washington en la calle para manifestarse frente al Congreso (ante el entonces presidente. John F. Kennedy) y la opinión pública.

Aquel día, Luther King se manifestó a  favor de los derechos reales de la población afroamericana en Estados Unidos. Dicha marcha tenía por objetivo conseguir el derecho a voto de los negros y poner fin a la segregación en los servicios públicos. Ese día, King dio ese monumental discurso que aún al día de hoy leemos con espasmos de pasión. Aquel discurso «Tengo un sueño» se convirtió en breve en una pieza única para el ejemplo de oratoria; sin embargo, fue mucho más que una bonita exposición.

Era mucho lo que King tenía pensado para él, para su activismo y para la sociedad. Además de luchar por los derechos de la población afroamericana, también se opuso rotundamente a la guerra de Vietnam y no tuvo temor en poner en palabras todo cuanto pensaba. Pero no vivía en un mundo con libertad de expresión, sino en el mismo que habitamos nosotros, y alguien o muchos alguienes no querían que King siguiera soñando. Y el 4 de abril de 1968 lo asesinaron.

King buscaba cambiar el mundo en muchos aspectos, por eso era activista y escribía. Entre sus libros podemos mencionar «La fuerza de amar», «Porque no podemos esperar». Fueron dos obras que dejaron en evidencia su pensamiento y que aún al día de hoy pueden servirnos como alicientes a todos aquellos que luchamos por un mundo más justo.

Su vida no fue fácil. Siendo una de las miles de personas marcadas por el pensamiento de Gandhi, se opuso rotundamente a la violencia y luchó de forma pacífica por una realidad diferente. A causa de esto sufrió persecución, sucesivos encarcelamientos y amenazas de todo tipo.

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Pese a que pasaron 50 años de aquel discurso memorable, todavía los derechos no son iguales para todos. Son muchos los grupos sociales que sufren discriminación: por diferencias raciales, sexuales o ideológicas; lo cual deja en evidencia que aquel sueño todavía no se ha hecho realidad. De hecho, en materia de derechos todavía hay mucho que hacer.

El sueño de King todavía no se ha hecho realidad y miles de pueblos todavía esperan:

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Una vida entera dedicada al activismo

Martin Luther King nació en Atlanta el 15 de enero de 1929. Desde temprana edad supo que quería cambiar el mundo; por eso se consagró a la vida misionera; que derivó en una lucha incesante por acabar con la discriminación racial a través de medios no violentos en su país de origen, Estados Unidos. Por ese trabajo fue condecorado en 1964 con el Premio Nobel de la Paz.

Entre los logros específicos de su lucha se destacaba la promulgación de la Ley de los Derechos Civiles y la Ley del Derecho al Voto; y cabe destacar que todo lo consiguió sin derramar una sola gota de sangre, en una lucha no violenta y fiel a los principios de quien le sirvió de inspiración Mahatma Gandhi.

Con respecto a la Guerra de Vietnam, pronunció el discurso «Más allá de Vietnam: el momento de romper el silencio». En él cuestionaba la actitud de Estados Unidos con respecto a dicha batalla, condenando al gobierno como «el más grande proveedor de violencia del mundo de hoy» e invitaba a la reflexión, al cambio y a la paz.

Denunciaría indignado también la actitud de ciertos apoderados que invertían sumas considerables de dinero en otras tierras con el fin de seguir enriqueciéndose pero sin preocuparse por la situación social de esos países.

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Y acusó directamente al gobierno de haber asesinado a un millón de vietnamitas, en su mayoría niños, en una guerra que solo respondía a los propios intereses y que nada tenía que ver con lo que en realidad se postulaba.

La tensa situación que vivimos actualmente, en la que la invasión de Siria parece inminente, no viene mal recordar las sabias palabras de Luther King para saber de qué lado ponerse. Nunca una guerra se justifica porque quienes pagan nunca son los culpables o los verdaderamente implicados en el conflicto, sino los seres más inocentes, los que desconocen muchas veces las razones de la guerra: niños, animales y seres marginados de la sociedad.

Pese a que a Martin Luther King se lo acusó en diversas ocasiones de comunista, sus principios se alejaban bastante de los impuestos por Marx. Rechazaba un entendimiento de la historia y la realidad social desde un punto de vista materialista; también estaba en contra de su «relativismo étnico» y su «totalitarismo político». También se pronunció contra las ideas capitalistas. Dijo:

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El 3 de abril de 1968, un día antes de ser asesinado. Luther King pronunció su discurso «He estado en la cima de la montaña». En él dejó en evidencia que tenía sus sospechas de que deseaban acabar con su vida, de que intentarían arrebatarle ese sueño.

No obstante, expresó que había llegado a la cima de la montaña y había sido capaz de ver la tierra prometida (esa tierra por la que luchaba) y que a pesar de que era posible de que él no llegara allí con ellos (el pueblo afroamericano por cuyas libertades luchaba) sabía que llegaría el día en que todo eso sería realidad. Y en ese momento, esa noche, no sentía miedo sino felicidad por el camino recorrido y por esa lucha. Al día siguiente, un fanático segregacionista le asesinó de un disparo.

Para quienes soñamos con un mundo diferente, Luther King nos ha dejado fuerza, ilusión y, sobre todo, palabras férreas para hacerle frente a las injusticias contra las que deseamos manifestarnos.

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