«Pleamargen», de André Breton —Editorial Galaxia Gutenberg—

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«Pleamargen», de André Breton —Editorial Galaxia Gutenberg—Para André Breton hablar de poesía era hablar de la vida. Y si la vida es poesía, decía, entonces, la literatura (ese universo en el que todo se enclava en una estructura y pierde espontaneidad) es otra cosa, algo totalmente ajeno el latir intenso de la existencia.

Breton, que estudió medicina y que se resistió a creer en lo maravilloso hasta que la propia existencia le obligó a agachar la cabeza, el pragmático que se vio cautivado por el amor y la poesía y que no pudo evitar dejarse llevar. Breton, el que apuntaló los cimientos del movimiento superrealista y que se abocó al estudio de la escritura automática como una forma de renovar la escritura-vida, con el anhelo de convertirla en algo más que ese gesto gastado de poner en palabras los mecanismos de la razón, vuelve.

Ese escritor-poeta-médico-hombre-amante en su exilio, que duró unos ocho años, escribió textos monumentales que marcarían a fuego la historia del arte y del pensamiento. «Pleamargen» (Galaxia Gutenberg) recupera esos escritos con una bellísima y cuidada traducción de Xoán Abeleira, y nos acerca a ese Breton de «Arcano 17», a ese hombre que pese a la furia del mundo no dejó nunca de creer. Sí, creer, porque fe, sin duda, y lo dice Xoán, es la palabra que mejor define el sentimiento de Breton.

Los pilares del superrealismo

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A Abeleira le conocí hace unos años en un taller sobre superrealismo que vino a dar a Málaga. Fueron tres días intensísimos que me ayudaron a comprender mucho mejor la obra de Breton y los fundamentos de esa corriente literaria (movimiento sería más acertado, supongo). Abeleira es uno de los traductores imprescindibles de España; nos ha mostrado los matices de la poesía de Ted Hughes y Sylvia Plath como pocos habían sabido hacerlo antes: la riqueza de sus traducciones es para resaltar. Pero además, es la persona indicada para hablar de Breton y su poesía, ya que ha dedicado muchos años de su vida al estudio de este poeta y su trabajo poético.

Esta nueva edición de «Pleamargen» incluye los «Poemas» de Breton escritos entre 1940 y 1948 («Pleamargen», «Fata Morgana», «Oda a Charles Fourier», «Los Estados generales» y «Por la senda de San Romano») y su famosísimo «Arcano 17» seguido de «Calados». Además, Abeleira los complementa con una bellísima y detallada introducción sobre superrealismo y sobre los puntos claves para comprender la obra de Breton, así como un anexo de notas que puede colaborar con un enriquecimiento mayor de la lectura. Todo eso da vida a esta maravillosa publicación bilingüe de Galaxia Gutenberg.

La oposición a la hegemonía de ciertas ideas en la creación, la recuperación del vivir de Breton y, sobre todo, la reafirmación de las ideas por las que él lucho, son algunos de los puntos claves de este jugoso prefacio. De una forma clara, Abeleira nos presenta al superrealismo, y nos recuerda que no se trata de un movimiento antiguo sino más bien de un estilo de vida que no terminó en Breton. Hay, ciertamente, una forma idealizante de observar al poeta, que por momentos puede resultar excesiva. No obstante, sí que es verdad que disfrutemos o no de su poesía, estemos o no de acuerdo en su empeño por juzgar el comportamiento de sus contemporáneos, lo que jamás podremos negarle a Breton es que fue consecuente consigo mismo, con sus ideas y con lo que creía, y que llevó este sentir hasta las últimas consecuencias.

«Pleamargen», de André Breton —Editorial Galaxia Gutenberg—

Ahí donde está la libertad

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Abeleira nos advierte también que la poesía de Breton no se parece en nada a la anterior y la que se hizo después de él. «Es extraña. Es marginal. Es radical. Es única». Dice. Y hace énfasis en la importancia que el poeta francés dio a los sonidos de cada palabra, las cuales parecen buscadas con exactitud y rigor. Y ese mismo rigor ha puesto en su trabajo de traducción, que ha devenido en una obra compleja y exquisita.

La poesía de Breton «abre la puerta de la libertad» y nos invita a internarnos en una forma de jugar con el lenguaje absolutamente nuevo e irreversible. Nos guste o no. Nos interese o no lo que mora más allá de la razón, su poesía nos transforma. Hay un empeño del poeta por darle a la poesía el tiempo exacto, y esa ubicuidad de las palabras a lo largo del tiempo es una cualidad que la vuelve vigente, aunque pase el tiempo. Y quizá la razón que lleva a lectores como Abeleira a afirmar que nada se parece a ella.

«Pleamargen», de André Breton —Editorial Galaxia Gutenberg—

Breton el contestatario

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Ni dios ni amo pero sí espiritualidad y moral. Uno de los grandes esfuerzos de Breton consistió en devolverle a las palabras su valor original, su fertilidad de morfemas unidos capaces de contener un significado puro, no manoseado, no dirigido. Su empeño por escoger la palabra correcta lo llevó a límites superiores: devolverle a los conceptos la libertad que les pertenece. Hay quienes aseguran sentir asco por términos como moral y espiritualidad; no es extraño teniendo en cuenta el uso que han hecho ciertas religiones de las palabras —y cuando digo ciertas me centro más que en ninguna en la religión católica—, llegando a usurparles su significado, convirtiéndolas en algo propio y quitándoles su valor virgen, puro. Sobre ello escribió Breton frases como ésta:

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Es importante leer este libro para comprender por qué Breton se comportó como lo hizo. No era un hombre normal. No era un poeta normal. Era un genio, dotado con un inmenso talento para las palabras, don que puso al servicio de su búsqueda interior y que lo convirtió en el padre de uno de los movimientos literarios más importantes de su tiempo. Pese a ser un hombre pragmático su vida dio un giro cuando comprendió que había cosas que no era posible explicar a través de la razón. Y comenzó una etapa en la que se dedicó al estudio de la escritura automática, un método de creación (una forma de vida, quizás me corrija Abeleira) que consiste en dejar que sea otro el que hable por nosotros: un otro al que dio en llamar lo Maravilloso, que podríamos entenderlo como la inspiración, el inconsciente colectivo. Breton fue gigante y este libro es una buena prueba de lo que nos ha dejado este genio.

La fe, dice Abeleira, es lo que distingue a Breton de todos los de su especie. Y es también la palabra que podría servirnos para entender su poesía: hay que leerlo con los ojos y el alma bien abiertos porque hay un mensaje en código aguardando por cada uno de nosotros. Fe es también la palabra que deriva en este fabuloso trabajo que ha hecho Xoán. Confianza no sólo en Breton y su poesía, sino en la vida (esa vida-poesía que amó el poeta). Fe también en nosotros, los lectores, que guarda el anhelo o la esperanza de que seamos capaces de acercarnos a Breton y, por fin, comprenderlo y, seguramente, amarlo.

¡Lean «Pleamargen» como quien se deja llevar y sientan en carne propia esa certeza que lo llevó a Breton a decir «Antes la vida»!

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«Pleamargen», de André Breton —Editorial Galaxia Gutenberg—
Pleamargen

André Breton

Traducción Xoán Abeleira

Galaxia Gutenberg, 2016

ISBN: 978-84-16252-30-5

480 páginas

24 €

 

Comentarios1

  • Rapsodico

    Buena oportunidad para acercarnos a la poesía de Breton ;). Un abrazo, Tes.

    • Tes Nehuén

      Oh, yeah!!! Es una maravilla de libro, Rapsódico. Y algo me dice que a ti te tiene que gustar. Un besote grandote y gracias por tus ojos.



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