La obra de Beatriz Guido

Entre las voces más potentes de la narrativa argentina se encuentra Beatriz Guido, una mujer que supo recoger una importante popularidad en su tiempo pero que con los años ha ido perdiendo importancia. En su narrativa se ocupó de describir las diferencias de clase, siendo precisa en los aspectos característicos de la clase acomodada, a la que ella pertenecía.

La vida en el interior

Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención es que los autores argentinos más reconocidos suelen ser porteños (oriundos de la ciudad de Buenos Aires). Y yo, que no lo soy, de pequeña creía que sólo si vivías en Buenos Aires podías ser escritora. Por suerte, conocí a Guido y a Di Benedetto, que me demostraron que mi entorno también podía ser un universo fructífero para la literatura.

Entre las cosas que generan en mí un atractivo especial de la narrativa de Guido se encuentra su extremo cuidado a la hora de narrar las relaciones de poder entre patrones y empleados, en el feudo rural. En una época donde el dinero podía otorgar una gran importancia y respeto, pero a la vez servir de poso para la cría del odio y la violencia. Su cuento «Usurpaciones» es un vivo ejemplo de esta cualidad. Quizá uno de sus mejores cuentos de la autora rosarina.

Guido comenzó como una autora con una autenticidad difícil de etiquetar. En novelas como «La casa del ángel», «Fin de fiesta», «La caída» y «La mano en la trampa» nos permitió acceder a un universo narrativo donde luces y sombras se mezclan y el misterio juega un papel primordial. Más tarde, se entregaría a una narrativa que muchos han señalado como más trivial y menos cuidada, aunque ¡ya nos gustaría a muchas componer novelas de su calibre! Su universo literario se cierra en un círculo cuyo clímax es ese maravilloso mundo de «Apasionados».

Rasgos de la narrativa de Beatriz Guido

Entre los rasgos primordiales de su obra encontramos una descripción precisa de la época donde el poder y el dinero están en manos de los terratenientes, y un empeño por llenar de misterio sus tramas, para atraparnos inexorablemente en ellas.

La intertextualidad es otro de los elementos que se asoman a sus historias. Es sumamente común leer sus textos y encontrarse con fragmentos de otros autores. Sábato, Lugones, Storni, cobran una nueva dimensión cuando ella los cita, incluyéndolos en sus ficciones.

El cuento que mencioné es sin duda uno de los más importantes de Guido, que hay que leer sí o sí, pero también creo que sus novelas son valiosísimas. «La casa del ángel» es una de las más conocidas, fácil de conseguir, y también valiosa literariamente; por eso he decidido recomendarla para cualquiera que desee ingresar en el universo de Guido.

«La casa del ángel» (Emecé) es la novela con la que Guido conquistó el Premio Emecé de Novela en el año 1954. Al igual que en otras de sus obras, Beatriz trabaja sobre la idea de la opresión ejercida contra las mujeres por parte de la Iglesia católica y el Estado.

Esta novela transcurre en un sólo día, aunque se va alimentando de hechos anteriores, que nos permiten entender el punto temporal desde el que se habla. Valiéndose de la anacronía, Guido consigue construir una narración que se apoya en las derivas que diferentes sucesos vividos a lo largo del tiempo han conseguido, en el alma de Ana, la protagonista.

La actitud obediente a la autoridad de la iglesia es uno de los elementos fundamentales, en torno a la cual giran la mayoría de las actitudes de los personajes, representantes de esa oligarquía paternalista tan presente en las obras artísticas de principios de siglo XX.

Guido perteneció a esa oligarquía paternalista, al haber nacido en familia acomodada. Dicho grupo se caracterizó por intentar representar en Argentina ideas reformistas de tipo europeizante que eran imposibles de adaptar a las necesidades de la época. Se mostraban revolucionarios pero sus necesidades eran de tipo racional, a las de los verdaderos protagonistas del pueblo, que no tenían los recursos suficientes como para satisfacer las necesidades primarias. Señalar esto es vital para entender la postura de Guido frente a muchas cosas y, por ende, para ir más allá de lo escrito en sus obras.

Otra cosa que podemos percibir en la obra de Guido, también vinculada a esa pertenencia social, es el fanatismo por la iglesia católica; si bien podríamos hacer una lectura ambigua y aferrarnos a la idea de que intentó poner en duda ese poder papal, no queda del todo clara su postura, y por momentos parece desprenderse una cierta afinidad con estas ideas. De todas formas, si dejamos a un lado sus ideas, podemos centrarnos en su forma de crear ficción y aprender de ella.



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