Joseph Conrad y la angustia del escritor

Joseph Conrad y la angustia del escritor

Joseph Conrad vino al mundo el 3 de diciembre de 1857 en un pequeño pueblo perdido en Ucrania. ¿Quién habría dicho aquel día que se convertiría en un escritor imprescindible para la literatura universal?

Habiendo perdido a sus padres a temprana edad, fue criado por un tío materno. Cuando tuvo edad suficiente para decidir sobre su futuro se convirtió en marinero con el objetivo de estar cerca del amor de su vida: el mar. Esto lo llevó a conocer lugar exóticos y poco conocidos hasta el momento.

Lamentablemente para él, aunque no para los futuros lectores apasionados de su obra, tuvo que abandonar su vida de marinero a causa de la gota y, entonces, se volcó por la literatura.

En su obra podemos encontrar un interés especial en la descripción de los personajes y los ambientes y, sobre todo, sus tramas desarrolladas en escenarios marinos. Entre sus obras más importantes se encuentran «La Locura De Almayer», «El Negro Del Narciso» y «Ante Los Ojos De Occidente», entre muchos otros.

En un texto escrito por Javier Marías expresa, que dado que todo lo que hemos leído de Conrad hace referencia a su vida como marino, no podemos pensar en él sin imaginarlo sobre un velero. Pero agrega:

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Joseph Conrad y la angustia del escritor

Entre las obsesiones e histerias de Conrad se dice que, pese a amar el mar, detestaba viajar. Lo que más disfrutaba era de la posibilidad de estar encerrado en su estudio, papel de por medio, contando sus andanzasy disfrutando de la paz y la seguridad de tierra firme.

Incluso gustaba de sentarse en el fondo más perdido del jardín para garabatear papeles. Una anécdota curiosa que gira en torno a su vida dice que cierta vez se encerró en el baño durante una semana, sin dar explicaciones… Su deseo era escribir y ese era el lugar propicio para hacerlo. pero ésa es una más de sus muchas extravagancias. Se dice también que en una época solo podía ir vestido con un descolorido albornoz a rayas sin importar quién estuviera delante.

Pero seguramente lo que más llama la atención de este autor y muchos de sus conocidos lo han asegurado, es su manía de tener que tener siempre un cigarrillo entre los dedos. A causa de ello todo en la casa: libros, sábanas, manteles y muebles, se encontraban cubiertos de quemaduras, al igual que las ropas del propio Conrad y sus propias manos.

Joseph Conrad y la angustia del escritor

Por lo visto, era sumamente distraído y a la vez sensible. Le afectaba sobremanera cuando alguno de sus seres queridos sufría por alguna razón y a causa de ello se encontraba siempre en extrema tensión. Esto lo llevaba a estados de profunda irritabilidad, que no era capaz de controlar.

Y entre sus obsesiones que lo llevaban a ese estado de alteración y furia estaba el escritor ruso Dostoyevski. Se dice que lo detestaba con toda el alma; que el solo escuchar su nombre podía provocarle un ataque de ira. En contraposición, amaba a Flaubert y Maupassant.

En lo que respecta a su escritura, también tenía ciertas obsesiones y expresaba que escribir era desnudarse y, por tanto, obligaba al autor a enfrentarse con sus angustias y ponerlas al «servicio» de los lectores. Cierta vez escribió:

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Y es que estaba convencido de que escribir y poner todo el corazón en ello era una forma de respetar la propia dignidad, unida de forma inseparable a la dignidad de los otros y que colaboraría con el respeto por la construcción individual y colectiva.

Joseph Conrad y la angustia del escritor

Conrad fue un autor que hizo grandes aportes a la literatura de viajes y que colaboró con la comprensión del mundo de los marinos; sin embargo, su vida no fue una dicha constante. Sus ataques de irritabilidad al igual que la angustia que generaba en él el proceso de escritura (por sus temores a no hacerse realmente justicia) lo llevaban a pasar por períodos de extrema soledad y silencio.

Esto no se ve reflejado en sus obras pero podría ayudarnos a conocer al hombre escondido detrás de esos personajes aventureros. Alguien para quien la escritura era un verdadero desafío y que se desvivía por hacerlo lo mejor posible, pero ¿estuvo alguna vez satisfecho de lo que escribió? Esto puede servirnos para entender que, incluso aquellos autores que han dejado obras extraordinarias, dudaron de su talento y de su valía alguna vez.

Joseph Conrad y la angustia del escritor

Comentarios2

  • Pruden

    ¡Misteriosa extravagancia de los genios!

  • felipe gonzalez mer

    Quien odia a otros, es porque se siente incompleto y en cierta forma muestra egoísmo, cada quien tiene sus dones y no en todo seremos los mejores. Si aprendemos a valorar lo que hacen otros, iremos por buen camino



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