III Miniserie «Trágicos necesarios». Esquilo

Tercer capítulo de la miniserie «Trágicos necesarios». En esta oportunidad hablamos de los rasgos fundamentales de la obra de Esquilo.

Los trágicos griegos nos han dejado un legado asombroso e incomparable. A través de estas historias podemos explorar numerosos temas claves de nuestra experiencia mortal y, al mismo tiempo, acercarnos a un tipo de narraciones contundentes, con una estructura y unas características peculiares. Si en el artículo anterior de esta miniserie de «Trágicos necesarios» nos ocupamos de Sófocles, en esta ocasión nos centraremos en Esquilo y su obra. Te invitamos a leer los capítulos anteriores de esta serie, en los que puedes encontrar una introducción a las tragedias griegas y las características principales de la obra de Sófocles.

La vida de Esquilo

Esquilo, considerado como uno de los padres fundadores de la tragedia griega, dejó un legado duradero a través de sus obras teatrales. Al igual que ocurre con el resto de los trágicos no se tienen muchos datos de su biografía, y ésta se ha ido desvelando a partir de sus escritos. Recogemos aquí algunos de los hitos de su vida.

Esquilo nació en Eleusis en el 525 a.C. en el seno de una familia de terratenientes. Se lo considera predecesor de Sófocles y Eurípides, los autores con los que comparte vínculo gracias a que los tres se dedicaron al género trágico. Se cree que Esquilo fue un soldado dedicado y se lo relaciona con algunas de las batallas más importantes de la antigüedad: la batalla de Maratón, la de Salamina y la de Platea. En sus obras se pueden encontrar impactantes imágenes que estas experiencias dejaron en su memoria.

Las tragedias de Esquilo fueron escritas en el siglo V a.C., y se caracterizan por su grandiosidad, su profunda conexión con la cosmología griega y su enfoque en los dilemas morales y éticos.

Esquilo es el padre de Euforión, el poeta trágico a quien se considera el autor de Prometeo encadenado, aunque la literatura siempre se la ha adjudicado a su padre. A lo largo de su vida, Esquilo escribió más de ochenta obras, conquistó varios premios, venciendo a escritores como Frínico y Pratinas.

Si su vida está ligada a las especulaciones, no podía ser menos su muerte: trágica y fantasiosa. Se dice que su muerte tuvo lugar una tarde en la que paseaba por el campo cuando un buitre quebrantahuesos arrojó desde el aire el caparazón de una tortuga para abrirlo y poder alimentarse y éste impactó en la cabeza del dramaturgo. Una muerte trágica y literaria, qué duda cabe.

Las características principales de las tragedias de Esquilo

Grandeza, cosmología y moralidad. Sobre estos tres ejes se cimenta la obra de Esquilo, donde encontramos un estilo majestuoso, una visión trascendental de la experiencia vital y un firme compromiso con el deseo de entender y explorar los abismos de la naturaleza humana.

Lo primero que llama la atención cuando nos acercamos a la obra de Esquilo es su obsesión con las trilogías. Este tipo de estructuras le interesaban especialmente. Tres obras relacionadas temáticamente y complementándose entre sí. Tres historias que intenta explorar el interior de los personajes y, a través de ellos, analizar algunos temas fundamentales de la existencia. Asimismo, en su estilo encontramos un lenguaje poético sofisticado y el deseo de plasmar imágenes contundentes, a través de la exploración de lo épico y lo trascendental en la descripción de los ambientes y de los contextos en los que tienen lugar las historias.

El vínculo entre los dioses, el destino y los eventos humanos es otra cosa que llama la atención de su obra. El papel de los dioses en la vida humana, como actores que posibilitan o interfieren en el curso de los actos humanos así como también el destino, son dos componentes que no faltan en ninguna de sus tragedias. Supo establecer una interesante conexión entre la cosmología griega y la experiencia humana, dándoles a sus tragedias una dimensión trascendental y explorando las preguntas importantes en torno a la voluntad divina y el libre albedrío humano. Esto le permite, a su vez, explorar el concepto de justicia divina enfrentando a sus personajes a las consecuencias de sus acciones. Una forma auténtica de explorar preguntas en torno a la responsabilidad humana y la intervención divina.

Así como lo hemos visto en Sófocles, en Esquilo el coro juega un papel importantísimo. No sólo incorpora en el relato comentarios y reflexiones sobre lo que está ocurriendo, sino que además representa la voz del pueblo, expresando sus deseos y preocupaciones. A través del coro, Esquilo impone el ritmo en el desarrollo de las acciones y ordena el pasado y el presente en la narración. Encontramos en este punto un gran interés por poner en duda ciertas normas sociales y llegar más allá de lo políticamente correcto, intentando ofrecer una reflexión sobre la moralidad y las consecuencias de nuestros actos.

Las obras de Esquilo continúan siendo leídas y representadas en nuestros días puesto que supo explorar algunas inquietudes intrínsecas a nuestra naturaleza, y que serán vigentes en cualquier período histórico. Te invitamos a disfrutar de sus obras y a no perderte el último capítulo de esta miniserie en el que hablaremos sobre Eurípides y su influencia en la historia de la literatura.

III Miniserie «Trágicos necesarios». Esquilo



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