Fa Claes y el apocalipsis

Suelo «conversar» con Fa Claes, poeta, escritor y doctor en lenguas germánicas, de personalidad caótica, a veces, aunque -siempre- iluminado por el rayo resplandeciente de la genialidad. Le comento, de cuando en cuando (pero en los últimos tiempos a menudo), que el mundo se está yendo a pique pues el clima va degradándose con la rapidez de un desplome de ola marítima. Y él me contesta que no me preocupe, pues desde siempre se predica sobre la maldad, la saña destructora del hombre y el apocalipsis del planeta. «Esas son profecías que están muy lejos de suceder», me repite el muy mefistotélico.

¿Tiene la SEAM una biblioteca, una bibliografía disponible sobre los recursos ambientales del Paraguay para que los estudiantes secundarios y universitarios puedan revisarla y elaborar, a partir de esos elementos, trabajos prácticos o tesis de rigor?
¿Quiénes son los auténticos defensores ambientales de nuestro país?
¿No sería, acaso, importante impartir charlas diarias sobre el ambiente y la calidad de vida en las aulas de los colegios y las universidades?
Cierto es que también se puede trabajar por el cuidado y la protección del medio ambiente desde afuera del poder. No es necesario percibir un sueldo para tomar decisiones prácticas en defensa de la soberanía ambiental.

Se presenta un desafío para nuestro pueblo: Defender nuestros ríos que están viciados y que con el correr del tiempo perderán su pureza. Otra asignatura pendiente: Frenar la tala de los bosques.

Hay que concientizar a la gente analfabeta que se incorpora, por su desconocimiento total de los valores del ambiente, a un ejército delictivo y contaminante.

La gente analfabeta desconoce las reglas de la naturaleza. No reclama, no se suma a la población que busca defender los bosques y los ríos del Paraguay, y no puede ser, obviamente, un factor de cambio.

Esta gente analfabeta es impedida, entonces, de formular sus derechos legítimos, de protestar ante un abuso cometido contra el ecosistema.

La primera educación que se debe brindar a los pueblos oprimidos como el nuestro es la educación de las normas de sana convivencia con la naturaleza.

«Este vaso de plástico no se tira, se recicla».

Tu salud es el ambiente. Mi salud, también. Cuántos individuos, de escasa o casi nula información sobre los recursos ambientales, arrojan a las corrientes de las aguas desechos de alta toxicidad. Y entre los desechos se citan los contaminantes de las fábricas así como la materia prima plástica.

¿Informan, a través de los medios de comunicación, las autoridades sobre las estrategias para la protección de los recursos ambientales?
¿Qué se sabe, en términos concretos, de sus planes?
¿Se dictan cursos de capacitación a los líderes barriales?
Veo las calles reventadas, las basuras malolientes por doquier, y me pregunto dónde, en qué sitio, en qué pajar está escondido el sentido común.

Todos necesitamos informes periódicos sobre las actividades encaradas por las autoridades en relación con la preservación de los recursos ambientales.

Es nuestro derecho.
Es su obligación.

Comentarios2

  • luz

    Comparto su opinión, creo que nuestra gente merecen más información sobre la protección del medio ambiente. Deben saber, tomar conciencia del daño producido al talar arboles, contaminar rios, etc, ...que la salud de nuestro ecosistema depende de los habitantes de cada lugar, ...y sigue...Cálidos saludos.

  • maria clementina

    excelente artículo!



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