Escrivisiones V

ESCRIVISIONES. Por María Eugenia Caseiro [Entrega # 5]

Continuación:

III. El Fichero Personal.

«El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; los pensamientos son las riendas, y los sentimientos los caballos. » Platón

El recuerdo, la imaginación, la fantasía y sentimientos como el miedo, la angustia, el amor, que parecen tener fundamento en un enigmático e inexplicable caos, se distribuyen dentro de una organizada agrupación llamada sistema límbico que, compuesto por un conjunto de estructuras cuya función está relacionada con las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria, controla todas las funciones automáticas del cerebro y del sistema nervioso central. Este conjunto es considerado el enlace matriz entre la mente y el cerebro con sus componentes.[1] Situados cada uno en diferentes niveles encefálicos, conforman el vasto y alucinante mundo interior donde las reacciones viscerales conviven con las emociones y la memoria, cuyo centro: el hipocampo, parece ser el responsable de ubicarnos donde estamos, principalmente al sentirnos desorientados.
La personalidad, sello individual del comportamiento, nuestros recuerdos y todo lo relacionado con los sentimientos como respuesta a cualquier estímulo, dependen en gran medida del sistema límbico. La memoria es un proceso cognitivo que se acopla por todo el pasaje anular del sistema límbico, y es responsable de diversas funciones entre las restantes del mismo sistema asignadas a los integrantes de este equipo de trabajo; desde el hipocampo hasta la hipófisis. El trabajo en equipo es condición inmemorial de la naturaleza y la naturaleza no se equivoca. Una lesión permanente en uno de estos componentes, causa daños (suelen ser irreversibles) que oscilan entre diferentes condiciones amnésicas, estados de demencia, o Alzheimer.
La memoria en su función global nos permite almacenar, conservar y posteriormente renovar o utilizar la información presentada a lo largo de nuestra existencia. Se dice que es el ordenador del cerebro, un codificador natural que puede grabar, archivar y clasificar toda la información recibida haciendo posible que podamos recuperar posteriormente lo almacenado; no importa cuanto tiempo haya pasado. El material conservado en ella va a parar a diferentes estratos de la misma, según sean clasificados a su entrada. Al avanzar en las capas de la memoria, la información se va comprimiendo. La naturaleza de la información se haya distribuida en ciertas categorías establecidas por códigos que rigen este complicado engranaje, ya que la memoria posee mecanismos automáticos que apoyados por el nivel de inteligencia, son capaces de clasificar, organizar y racionalizar el contenido asimilado sistemáticamente, y al sumarse nueva información al sistema, es menester condensar datos y relegar a estratos subsiguientes aquellos que utilizamos con menos frecuencia, o que no utilizamos.
Aunque finalmente el resultado del trabajo de la memoria es uno, equilibrado y homogéneo, se logra a través del trazado armonioso entre las diversas funciones de la misma. Contamos con una memoria integral que acopla las diferentes funciones a las que clasificamos individualmente, al tiempo que sabemos son memorias relacionadas que trabajan para un resultado maestro. Según sus características la ciencia las separa para establecer las diferentes funciones de cada una, tanto como su correlación, reciprocidad y concatenación, además de procurar entender mejor cada comportamiento. Tenemos una memoria múltiple-choice o de diseño surtido; una memoria inmediata o instantánea, una memoria especializada; memorias que van desde el corto, medio y largo plazo, así como una memoria que al contener otros estratos, puede ser automática o dirigida, matemática, lingüística, visual…
Puede que personas que poseen elevado nivel de cierto tipo de memoria, por ejemplo, la memoria exacta o matemática, se quejen de no tener suficiente memoria en otro campo, como el de la memoria auditiva o visual. No obstante la aspiración científica de aclarar el funcionamiento del cerebro en su totalidad, y a pesar de sus logros en la materia, aún queda mucho trecho por recorrer. Muchos cuestionamientos continúan en su naturaleza enigmática.
Hoy se consideran aspectos que antes habían sido ignorados y este hecho ya es progreso. Si hemos de disfrutar lo que de naturaleza nos es dado, contemos con esa parte que percibimos en esencia y sus indudables manifestaciones. Hablemos de una memoria prehistórica. “…la voz impresa que suena y se desvanece, dejando una huella por la que recordamos como si sonara cuando ya no suena.” San Agustín.
Si en la memoria sumada su calidad de depósito de información a los ya variados estratos de la misma, radica la especialidad de su gestor o inteligencia, ello establece diferencias en la interpretación y comprensión de la información recibida. Pareciera que el grado de inteligencia regula la capacidad de comprensión de la información, no por ello podemos asegurar que personas con menor grado de inteligencia dejen de sorprendernos con una brillante memoria, con la natural respuesta del alma que es de todos por igual.

«El genio se compone del 2 por ciento de talento y del 98 por ciento de perseverante aplicación.» Ludwing Van Beethoven

La inteligencia tiene lugar a pesar de la heterogeneidad del comportamiento y el cerebro en el ser humano. No es el desarrollo de la inteligencia propiedad de unos y envidia de otros, en cuanto a ser considerada la genética como factor relevante. El producto final no solo depende de características innatas. La información, al igual que la necesidad de desarrollo del nivel intelectual en concordancia con el entorno y los medios de supervivencia de cada individuo, también juegan su papel. Digamos que la inteligencia puede no solo ser resultado de un factor genético, sino que en ella están implicados factores de índole sociocultural. En cuanto a la memoria, claramente influyen otros factores; inherentes tanto al patrón elegido, como al entorno del mismo, y fluctúan entre las imitaciones de conducta y las diferentes tendencias del individuo. Si con ejercicios que van desde los más sencillos y hasta los más complejos, se puede mejorar la calidad de la memoria y si la inteligencia se supone bastante ligada a ésta, el hombre es capaz de desarrollar un nivel superior de la mayor o menor inteligencia que le viene por la vía genética. Independientemente, aspirar a dicho desarrollo es la clave para lograr resultados. ¿Por qué no trabajar entonces para el desarrollo de la inteligencia? Contamos con una gran parte de nuestro cerebro que desaprovechamos, y con esa otra parte: el espíritu, al que estamos renunciando si no nos proponemos cosechar. Podemos sacar rendimiento de ambos. Recuerde que el; espíritu no es otra cosa que su propia fuerza interior canalizada a través del reconocimiento de usted mismo. Si alguien tiene espíritu, es porque lo usa, se aplica a su tarea y logra sus propósitos. Sería bueno saber canalizar mejor el espíritu. Es muy probable que nuestra descendencia se vea beneficiada, más que nada con el ejemplo. En dependencia del buen o mal ejemplo, será la cosecha futura.

En la naturaleza no hay castigos, ni premios, solo consecuencias”, proverbio chino.
El alma, esa esencia fundamental del universo, es lo único que la inteligencia no puede limitar. Tenemos resultados y queremos más; a veces el automatismo y el hábito se encargan de configurar el error. La aguja de la ciencia ha logrado infiltrar mucho de lo que antes era desconocido, como la propia anatomía del hombre, su comportamiento y la existencia; sin embargo, existe aún un elevado por ciento de impenetrabilidad. Por tanto, concedamos su lugar a aquello de lo que mucho desconocemos y nos es de primordial provecho e interés: la propia existencia.

IIIa. Laberintos.

El que caminando se eleva y puede ver todas las cosas desde este punto elevado, es superior y puede comprenderlo.Tratado de las Influencias Errantes de Quangdzu.

Toda experiencia cuenta con la eficacia del engrama mnésico (huella que deja cualquier acontecimiento en la memoria); estos elementos almacenados a través de una red de asociaciones son los llamados recuerdos. Cuando identificamos las asociaciones de secuencias en un proceso de recordación, al tiempo que nos ubicamos en ese contexto, estamos recuperando un recuerdo.
Todo ser es la suma de su cuerpo y su espíritu en que además radica el pensamiento, la búsqueda del conocimiento, la imaginación y la fantasía, el recuerdo; esa memoria prehistórica de la que nos habla San Agustín en sus Confesiones y que no tiene parte en ninguno de los cinco sentidos sino en el alma: “Por tanto, debían estar en mi alma incluso antes de que yo los aprendiese, aunque no estuviesen presentes en la memoria.
La capacidad que posee la memoria de escoger una parte entre la enorme masa de información a la que estamos expuestos constantemente y desechar otra, es extraordinaria; pensemos que lo que atesora no es por gusto.
Podemos escuchar e imaginarnos como es lo que escuchamos, o sea, podemos ver con la imaginación que, sin hablar aún de fantasía, nos regresa en el tiempo acumulado en nuestra mente en calidad de recuerdos. El recuerdo unido a la imaginación puede ilustrar una de las inigualables operaciones de la mente y la memoria: la fantasía, parte del alcance de la imaginación y la interpretación de los datos almacenados en la memoria. El coloso de las obras de ingeniería por arte natural: el cerebro, es el origen de la singularidad. La creatividad excepcional de la mente que a su vez se nutre de ciertas combinaciones, libera aquellos sedimentos y abstractos que yacen en la memoria.
¿Ha pensado alguna vez qué sería del mundo en que vivimos, sin esa creatividad humana como lo son todas las manifestaciones del arte? La música, la pintura la escultura, la literatura… en que convergen las fuerzas y deseos de la mente, pero que sin la imaginación y la fantasía no sería la obra suprema que absolutamente es y de la cual podemos disfrutar.
Muchas veces la vida nos conmina a ser crudos y objetivos, sin tiempo para soñar, pero soñar es una función natural de la mente. Disfrutar sanamente de lo que la naturaleza ha puesto en nosotros es un deber para con nosotros mismos y un acto de gratitud para con nuestra Madre Naturaleza. Si debemos disfrutar lo que ella nos ha dado: soñemos, no solo eso, tratemos de hacer realidad nuestros buenos sueños.
Cierre los ojos, busque en su memoria, indague en sus anaqueles, demande de ella lo que atesora del tiempo transcurrido. Limpie los estantes, deseche los datos que le disgustan o le hacen sufrir y repase, una y otra vez, aquellos que le agradan y le hacen sentir bien para lograr sueños lúcidos; posteriormente en este trabajo, haremos un capítulo para ello.
¿Quién en su niñez no ha tenido vívidas experiencias; maravillosas o terribles? ¿Quién no ha tenido la oportunidad de observar objetos como aquellos que constantemente nos enviaron las señales del alma? Esas experiencias, aquella bruma, esos colores, esos aromas; están ahí, guardados en su memoria, porque los niños no fallan en eso y usted también fue niño. Vuelva a ser niño: recuerde.
Si hemos de identificarnos con el término cerebro, que se agiganta cada vez más ante nuestro asombro a medida que se avanza en el estudio de sus funciones, sabremos que este prodigio es más valioso que cualquier pertenencia. Y si aún así no podemos reconocer que somos seres maravillosos, tenemos cientos de gemas engarzadas en nuestro cuerpo que podemos examinar y tasar. Mayores maravillas aquellas que aún no podemos explicarnos porque son las encargadas de acoplar ese cuerpo material con ese otro espacial y cargado de energía: el espíritu.

[1] amígdala, tálamo, hipotálamo, hipófisis, hipocampo, el área septal (compuesta por el fórnix, cuerpo calloso y fibras de asociación), la corteza orbitofrontal y la circunvolución del cíngulo

Continuará…..
Adelanto para la próxima entrega:
IV. La Cámara Fotográfica.

Más información sobre María Eugenia Caseiro

Comentarios2

  • david

    me paresen interesantes todas las frases

  • MARIA DEL CARMEN ESCOBAR DE CALDERON

    que interesante lo que escribes, me sirvío de base para una charla donde trabajo, felicitaciones maría Eugenia, estaré esperando la próxima entrega. Adelante, Adelante
    MARIA DEL CARMEN ESCOBAR



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