Escribir cuentos para niños. El cuento que le debemos a Perrault (II)

Escribí hace unas semanas un texto sobre la visión que el mundo tiene de lo que es la literatura infantil y la importancia de trabajar desde dentro para conseguir una aceptación real de lo que implica el trabajo de los escritores del género.

La importancia de esas primeras lecturas es vital, por lo tanto, es evidente que necesitamos escritores comprometidos con ganas de darlo todo y con una mentalidad abierta que les permita entender que escribir para niños es exactamente lo mismo que hacerlo para adultos, lo único que cambia es la perspectiva.

Continúo hoy con ese texto sobre lo que le debemos a Perrault. Espero que les guste.

Lo que los literatos dicen de la literatura infantil

Una persona me dijo hace no mucho tiempo que escribir cuentos para niños es sencillo, que no tiene parangón con la literatura seria. Su sentencia me sorprendió profundamente porque siendo también autor me hizo darme cuenta de que quizás no eran pocos los dedicados al oficio de las letras que estaban convencidos de ella. Ahí comenzó mi investigación. Más sopapos a la literatura infantil. Martin Amis, dijo en una entrevista:

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Como ésta he encontrado muchas otras afirmaciones que nacen del mundo literario en el que se nota una clara aversión o desprecio por toda obra que pueda ser encajada en lo que conocemos como LIJcuando nos sentamos a escribir para niños lo hacemos con una serie de prejuicios y estructuras gramaticales predeterminadas que terminan condicionando muchísimo nuestra escritura. Pienso que romper con todo eso debería ser el punto de partida de cualquier texto infantil. No sólo se trata de modificar-revolucionar el mundo de la LIJ con los temas que se traten sino con la estructura de las narraciones para adquirir nuevos lectores niños y demostrar que hay mucho jugo para sacarle al género y a nosotros mismos.

Escribo por lo tanto este artículo un poco para mí (aunque espero que a alguien le guste y le haga reflexionar), para plasmar las preguntas que me hago cada vez que me siento a escribir cuentos, cada vez que noto el rechazo de los grandes escritores sobre los que se dedican al género infantil. Lejos de ser un espacio de iniciación, el género infantil debería ser un espacio como cualquier otro, como la ciencia ficción, el género histórico y el realismo,
que permita la exploración del lenguaje en su sentido más estricto. Eso me propongo, al menos, cada vez que escribo loquesea.

Todos partimos de la infancia

Escribir para niños parece sencillo, porque todos hemos sido niños alguna vez. Sin embargo, ¿cuántos nos hemos perdido en el campo? El secreto de la literatura infantil no reside en el vocabulario sino en la comprensión del otro. En primer lugar debemos preguntarnos qué es ser niño para entender cuáles son las inquietudes que se tienen y la forma en la que se desentrañan.

Escribir para niños no es reducirnos, como dice Amis, sino aprender a entender que el vocabulario cambia cuando cambia los que lo utilizan. Escribir para niños es mirar el mundo nuevamente desde una perspectiva humilde y dejar que el lenguaje y los personajes nos sacudan y transformen.

Dice Isabel Tejerina Lono en su texto «La literatura dramática infantil. Luces y sombras» (que les recomiendo muchísimo) que para escribir para niños hay que buscar su nivel sin agacharse. Me parece una forma alucinante de expresar este acto profundo de creatividad. Encontrar un camino alternativo partiendo de lo que sabemos más cierto; entender que un niño sí es capaz de abstraer el mundo pero que en general requieren de ciertos elementos para aprender a hacerlo y que nuestra responsabilidad es hacerlos volar no aplastarlos con tibios recursos anacrónicos. ¡Que viva la infancia!

Comentarios1

  • Rapsodico

    Tras la novela para adulto, voy a plantearme escribir literatura infantil. Un abrazo Tes.



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