En este preciso instante…

Desde que tuve noticias de Poncio Pilatos, sé que la humanidad, la degradada humanidad, siempre se lava las manos ante hechos que devoran las entrañas de la misma humanidad.

Anduve yo observando, durante estos días, a una indígena, achaparradita ella, que iba de esquina en esquina en pleno centro de la ciudad, con un niño pequeño, de leche, entre los brazos, y dos chicos más, siguiendo sus pasos.

Y vi el hambre, como un velo tajeado, en el rostro de ellos.

Y maldije el haber nacido porque aquel espectáculo dantesco había terminado por hundir mi moral.

Yo sé que vendrán más niños a este mundo, y al Paraguay, a pasar hambre, y humillaciones, y privaciones, porque el ciclo de la vida y de la muerte entre los hijos del desamparo y la miseria se renueva siempre.

Por los siglos de los siglos.

Cuesta digerir tanta miseria ajena cuando existen personas que en este mismo momento, en este preciso instante en que usted lee estas líneas, llevan un rico bocado a su boca, y se sienten conformes y dan las gracias a Dios por el pan recibido.

Ah»�, el hambre es una bestia de olor repugnante que va, con la lengua pustulenta, comiendo las vísceras de los seres humanos.

El olor a vianda pasajera llega como un latigazo a los olfatos de los hambrientos que se tumban sobre el suelo porque no tienen fuerzas para estar en pie.

Son muchos quienes sufren de hambruna.

Y son muchos los privilegiados que llevan caviar a la boca y encuentran naturalmente ricos y alimenticios los huevos del esturión.

Y si yo ayunara, para sentirme igualmente en la miseria, como ellos, los que se alimentan mal.

Ah»�, qué gesto inútil y patético.

Debe saber, señor lector, que en este momento, a un niño le duele el vientre.

Necesita comer el alimento que a usted tanto le reconforta.

Más que la muerte es el principio del hambre en el niño.

Tantas veces he visto rostros de infantes curtidos por la vida dura, y en los rostros, los ojos, y en los ojos esa necesidad animal, Dios mío, de comer, comer, comer, porque el cuerpo empieza a desfallecer y el mareo hace imposible «�casi»� la caminata.

¿A quién culpar?

Al Gobierno.

¿Qué hace el Gobierno por nuestra sociedad?

¿No está ya acaso bastante saciado el hombre, el ser público, a quien se le ha encomendado, por medio del voto popular, cumplir y hacer cumplir las leyes. En otras palabras, velar por los intereses y los derechos del niño.

Estoy indignada.

Y aún los buenos de corazón, aún ellos, no ven la enfermedad del hambre convirtiendo en polvo los intestinos de un pequeño.

Y dicen una oración por él, y se van presurosos, por la calle, musitando que el mundo es monstruoso.

Hay que volverse caridad viva.

Ahí está tal vez el principio del pensamiento que puede paliar la hambruna en la niñez. Ojalá no haya escrito estas líneas en balde. Ojalá usted se haya sensibilizado.

Comentarios6

  • Luis Antonio Osorio

    sabes, me alegra leer sus palabras, y saber que aun existen personas que se detienen a mirar alrededor de sus calles, personas que se sencibilizan con el sufrimiento ajeno e innecesario; ya me paso, mientras recorria algunas calles de panama, y sí, asi como dices me sensibilize, esta noche con su escrito, y aquella ves con esas imagenes que se pasearon por mi rostro, imagenes que me hicieron inspirar un poema, ya que esa es mi forma de expresar mis pensamientos, al cual le puse por nombre "Comedia Triste" que representa la mundanidad mediocre de un suceso que bien se puede evitar, pero para otros es mas importante gastar miles en propagandas para evitar el descenso de sus barras encuestariales que miden el margen de su popularidad, sin preocuparse por resolver los verdaderos problemas de una ciudad que a cada momento va mas en declive, problemas que hay que arrancar de raiz, y esa raiz se llama pobreza... aca le dejo el link de mi poema por si le interesa leerlo " http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-74242 " saludos y que estes bien...

    • Delfina Acosta

      Gracias Luis Antonio. Ahora ya lo sabes: Ayuda siempre que puedas a quien sufre de hambre.
      Leeré tus poemas.
      Un gran abrazo.
      Delfina Acosta

    • Pruden

      Como siempre, querida y reconocida escritora, has contribuido con la belleza de la exposicón en tu artículo a concienciar al lector de esa presencia, sangrante, de niños famélicos en las calles de nuestras ciudades. Niños a los que miramos compasivos, tal vez les damos una monedita, pero que ello no soluciona el problema de asegurar el vacío de su estómago ni la ansiedad de su mente deseosa siempre de llenar el socavón de un apetito insaciable.(Vergonzosa insodaridad que a todos debiera preocupar y que, eso sí, nos señala!)

      • Delfina Acosta

        Escucha Pruden: abre tu corazón a la solidaridad.
        Un abrazo.
        Y gracias desde ya, porque sé que no te negarás a ayudar al prójimo.
        Delfina Acosta

      • Millz

        Muy valioso tu sincero aporte al cambio que debemos experimentar los seres humanos, porque todos somos uno y por eso también somos responsables de lo que viste y tan impecablemente relataste. Un gusto haberte leído y de saber que hay gente que se preocupa por los demás.
        Millz M

      • Peke_kudi

        Querida Delfina, soy de Venezuela y me gustaría que conocieras la realidad de este país. Los niños están en las calles pasando hambre por culpa de sus mismos padres, puesto que ellos no se ven dentro de sus necesidades económicas y hay familias de hasta 10 niños donde los padres ni trabajo tienen; pero querida amiga te comento que eso también está en manos de ellos. Aquí en mi ciudad, me traslado en autobús y hay días en los que hasta 5 personas se suben al mismo autobús pidiendo dinero porque mueren de hambre (pero si les das una galleta o un pedazo de pan, ni siquiera te la aceptan) o porque sufren de alguna enfermedad (pero si les ofreces la posibilidad de ir a un hospital o de conseguirle algún tipo de ayuda gratuita muchos no la reciben). Amiga muchas veces la necesidad no es el hambre o la salud sino el vicio, y en tal caso de no serlo eso viene del esfuerzo de cada persona y del entorno en el que viven, ni siquiera del mismo gobierno, porque él garantiza la estabilidad pública, económica, educativa, la salud, las vías, pero no pueden encargarse de cada niño hambriento que va por la calle porque malacostumbran a las personas a que todo se lo tienen que dar. Lamentablemente, esa es la realidad actual del mundo, "exijo y quiero recibir, sin siquiera un pequeño esfuerzo". Dicen que el socialismo ayuda al mundo, pero es injusto dar aquello que con tanto esfuerzo y sudor gané a una persona que ni una gota de sudor botó para conseguirlo. Me duele en el alma la situación que vive el mundo y yo realicé conjuntamente con mi liceo obra social durante dos años y vi cosas increibles y tristes pero a la vez decepcionantes, que me abrieron los ojos y me hicieron ver que el mundo está lleno de personas "pilas" que se aprovechan de tu caridad y tu ayuda. Espero esto que he dicho no le incomode, ni le moleste, pues es algo que observé con mis propios ojos y sólo quería compartirlo con ud.

        Cariños,
        María Alejandra
        * MaKu *

      • Elsy Alpire Vaca

        Soberbio reportaje Delfina!!! A tiempo de celebrarli y acompañar su rebelión, veo y creo lo que tú dices pues pienso que en el mundo desarrollado es donde más se nota esa miseria de la que hablas; felizmente en esta ciudad, pequeña, lejana y olvidada, donde se vivie aún en armonía con la naturaleza, gracias a Dios no existen niños mendigos y toda la gente no se si por principios, humanismo y/o compromiso para con sus familia, aún cuida sus hijos y gracias a Dios en la modestia de nuetra vida, no conocemos la dedicha de pasar hambre, aunque tampoco tenemos a montones pero la naturela donde habitamos es aún la que sostiene nuestros alimentos, por eso la cuidamos, la amamos y la defendemos. Felicidades Delfina por este grito de rebelión, pues el mundo requiere una llamada a su conciencia. Mil gracias.

      • Albin

        EMPATÍA, es lo que nos falta. Imposible la felicidad cuando un niño en el mundo pasa hambre. Este sistema de vida es erróneo, hay que volver a las fuentes



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