5 autoras chilenas que debemos leer

Vamos a comenzar el año con buenas recomendaciones.

Me he propuesto realizar una serie de textos sobre literatura latinoamericana enfocada en voces de mujeres. Existe muchísima buena literatura más allá de los masculinos Borges y Rulfo. Voces con M que han marcado un antes y un después en la genealogía literaria del continente.

Comienzo hoy con un artículo sobre cinco autoras chilenas que me parecen fabulosas.

Alicia Morel

Alicia Morel es una de las cuentistas chilenas que más me gustan. Curiosamente nació el mismo día que Ana María Matute (mi autora favorita del mundo), con una diferencia de cinco años.

El 26 de julio de 1921 vio la luz en Santiago esta maravillosa escritora que aunque cultivó la novela, la poesía y el ensayo con muchísimo acierto; sin embargo, su faceta literaria más conocida fue la de cuentista, sobre todo en el terreno del género infantil, donde publicó numerosos relatos y obras de teatro con curiosísimos personajes, como Polita, que podemos encontrar en historias como «Polita en el bosque» y «Cuentos de la pícara Polita».

Jacqueline Balcells

Jacqueline Balcells es otra autora chilena que ha cultivado de maravilla el cuento. Nació en Valparaiso en 1944. Entre sus cuentos más destacados se encuentran «El polizón de la Santa María» y «Leo contra Lea». A pesar de que descubrió su vocación a una edad avanzada (lo supo cuando les contaba historias a sus hijas) supo darlo todo para construir un estilo inconfundible que le convirtió en una importante.

De todas formas su acercamiento a la literatura tuvo lugar cuando era pequeña. Era una niña enfermiza y pasaba mucho tiempo en cama a causa de su salud; en aquella época descubrió el poder curativo de la lectura. Así, sin moverse de la cama viajó por selvas, galaxias y vivió experiencias únicas. Salgari, Kipling, Verne, fueron compañeros inseparables para Jacqueline. De hecho ya en esa infancia de niña débil supo que quería escribir; porque consideraba que los escritores eran magos que usaban lápices en lugar de varitas mágicas, y ella quería hacer magia.

Ana María Güiraldes

En 1964 nació en Linares Ana María Güiraldes, una de las autoras más interesantes de su generación, dedicada sobre todo al cuento y a la literatura infantil. Su pasión por las letras despertó de forma temprana, llevándola a escribir cuentos y participar en concursos desde pequeñita.

Durante la adolescencia publicó sus primeros cuentos en diversas revistas, tales como el «Pocas Pecas», un suplemento infantil de cierto prestigio que le sirvió de puntapié para crear el personaje más destacado de su obra, de idéntico nombre. Otras de sus narraciones fueron «Un día en la vida de Quidora», «El Sueño de María Soledad» y «El mozo buen mozo y otros cuentos».

Entre las cosas más llamativas de la obra de Güiraldes cabe mencionar el tono utilizado en sus relatos, porque narra siempre desde la voz y la mirada de un niño, por lo que sus dudas y sus aventuras se encuentran matizadas por las emociones y las inquietudes propias de esa etapa de la vida. Eso y su gran fantasía le han servido para crear una obra ineludible.

Pía Barros

Pía Barros es la tercera cuentista chilena que quiero recomendarles. Nació en Melipilla el 20 de enero de 1956 y es una de las autoras más destacadas de la generación de los 80.

De pequeña estableció una relación muy estrecha con un caballo a quien le declamaba sus poemas. Así fue dando sus primeros pasos en la creación literaria. Posteriormente estudiaría pedagogía donde asistió al taller del escritor Carlos Ruiz-Tagle quien le recomendó que se dedicara a la narrativa porque vio en ella dotes para el género.

Así comenzó a desarrollar su talento en este género y dejando obras imprescindibles como «Los que sobran» y «Signos bajo la piel». También es autora de algunas novelas, entre las que podría destacarse «Lo que ya nos encontró».

María Luisa Bombal

María Luisa Bombal nació en Viña del Mar el 8 de junio de 1910 aunque pasó gran parte de su educación en Francia. Al fallecer su padre, en 1918, la familia se mudó a París donde María Luisa hizo la escuela y posteriormente estudió en La Sorbona la carrera de Letras.

Bombal tuvo una estrecha relación con el poeta Pablo Neruda, quien la invitó en varias ocasiones a convenciones literarias que le sirvieron a Bombal para darse a conocer. Gracias a esta relación Bombal conoció Buenos Aires donde estrechó lazos con los autores argentinos agrupados en la revista Sur, en la que comenzó a colaborar con cierta asiduidad. Mientras tanto siguió escribiendo. En 1940 decidió regresar a Chile llevando algunos de los manuscritos que le darían importancia. Entre sus obras ineludibles es difícil no nombrar «Las islas nuevas» y «El árbol».

Sin duda existen muchísimas buenas escritoras y Chile ha dado mucho más allá de Mistral y Allende, sólo hace falta escarbar un poquito para hallar voces interesantísimas. Por cierto, en España acaban de salir los diarios de Teresa Wilms Montt, publicados por La señora Dalloway bajo el título «Preciosa sangre. Diarios íntimos», otra autora chilena ineludible.



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