Antony Armstrong-Jones en «Fotografías literarias»

Lord Snowdon

Foto: National Portrait Gallery

La imagen se encuentra vinculada a la literatura desde tiempos antiguos. Y los que adoramos ambas disciplinas no somos ajenos a ese lazo que se establece entre ambos universos. Escribí hace unas semanas sobre la muestra que todavía puede verse en la Biblioteca Nacional de España llamada «La cámara de hacer poemas», la cual me ha dado pie para iniciar este ciclo de Fotografías Literarias en el que exploro el trabajo de diversos artistas del disparo que han sabido capturar con lucidez la imagen de algunos personajes literarios interesantes.

Comienzo hoy con Antony Armstrong-Jones, uno de los fotógrafos británicos más interesantes de su generación. Su gran acierto reside en que supo entender que una imagen no es lo que muestra sino aquello que insinúa pero no deja ver del todo. Su mirada periodística nos permite descubrir el perfil de personajes curiosos desde una nueva perspectiva.

¿Quién fue Antony Armstrong-Jones, Lord Snowdon?

Antony Armstrong-Jones nació en Londres el 7 de marzo de 1930 y falleció en la misma ciudad el 13 de enero de 2017. Fue un fotógrafo con una amplia reputación profesional que llegó a retratar a algunas de las figuras más destacadas de Inglaterra de su siglo.

La pasión por la fotografía le absorbió cuando era adolescente. Su forma de alimentarla fue cambiar un microscopio que le habían obsequiado por una cámara barata y transformando unas cajas de galletas en bandejas de revelado.

Poco a poco fue aprendiendo y descubriendo los secretos de este delicioso trabajo. Hasta que consiguió convertirse en ayudante de un fotógrafo de la alta sociedad inglesa que publicaba en revistas como Vogue. Un paso que más tarde le daría la oportunidad de hacer sus propias sesiones para entrar por la puerta de publicaciones más modestas como Tatler o Picture Post.

Lord Snowdon

Foto: National Portrait Gallery

Su primera sesión que daría importantes frutos tuvo lugar en 1957 cuando le encargaron retratar a la familia real. Poco tiempo después de este trabajo, que le serviría para demostrar sus maravillosas habilidades con la cámara, pasó a trabajar para la revista Vogue. Vinieron 12 años de sesiones intensas y diversas que le consagrarían como uno de los grandes fotógrafos de su tiempo.

Asimismo, su relación con la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II, le abrió un mundo de posibilidades. Tan es así que entró en la familia real británica y se le otorgó el título de conde de Snowdon. Aquella boda marcó un antes y un después en la historia de Inglaterra porque fue la primera que fue emitida a través de todos los medios de comunicación y que recibió una cobertura masiva. Además, la relación fue el foco de atención de los medios amarillistas debido a las frecuentes infidelidades de ambas partes, lo que revolucionaría la vida y el equilibrio en la Corona Británica.

Su trabajo durante esa época se disparo. Y llegó a convirtiéndose en uno de los fotógrafos fundamentales de la casa real, desplazando en cierta forma a Cecil Beaton, el que venía realizando este trabajo desde hacía décadas. Sus retratos nos han permitido conocer ciertos rasgos de personajes ineludibles del siglo pasado. No obstante, interesado como estaba en la fotografía periodística, no abandonó el trabajo de campo. Así, Lord Snowdon salía con su cámara a la calle y tomaba de forma anónima fotografías de la gente, los lugares, los objetos. Gracias a estos paseos tenemos esa estremecedora imagen de un niño en medio de la calle que dio la vuelta al mundo bajo el título de «Algunos de nuestros niños».

Lord Snowdon

Foto: National Portrait Gallery

Mejor fotógrafo que Lord

Aunque muchos le conocen y le siguen nombrando como Lord Snowdon, Antony Armstrong-Jones fue mejor fotógrafo que miembro de la realeza británica. En varias ocasiones expresó que la vida en ese ámbito le resultaba sumamente aburrida y que él no había nacido para ella. No hablan muy bien de él los medios de comunicación, sin embargo, su visión de la fotografía es incuestionable y gracias a su trabajo podemos disfrutar de una gran cantidad de fotografías que nos hablan de una época imprescindible de nuestra historia.

Una imagen de la princesa Lady Diana y el Príncipe Carlos cuando todavía eran novios, una foto de un joven Bruce Chatwin que posa como un aventurero. Una adorada Lessing con una ciudad en tinieblas detrás, como esas imágenes que aparecen en sus libros, o un Tolkien ya grande sentado en la raíz de un inmenso árbol, son algunas de las fotografías literarias más impresionantes de Armstrong-Jones. Sus imágenes nos dejan vislumbrar esa relación estrecha que siempre existió entre literatura y fotografía.

En varias ocasiones Antony contó que el responsable de que él se hubiera convertido en fotógrafo fue su tío Messel, quien le hizo descubrir la importancia de observar con atención:

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Esa mirada sin duda se descubre al observar su trabajo. Una de las cualidades de su fotografía es que siempre la encaró desde una perspectiva periodística: es difícil ver sus imágenes sin encontrar las historias que intentó narrar. Desprendiéndose de las formalidades y de las poses estoicas que solían utilizarse para los retratos, intentó renovar el género.

Entre los escritores que pasaron por el hábil ojo de Antony Armstrong-Jones se encuentran Doris Lessing, J.R.R. Tolkien, Bruce Chatwin, Iris Mordoch, Ian McEwan y Sir Tom Stoppard. Puedes ver algunas de sus fotografías en esta web.

¡No te pierdas la próxima entrega de este ciclo en el que escribo sobre la genial Louise Dahl-Wolfe!

Lord Snowdon

Foto: National Portrait Gallery



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