Octógono fosforecente

Tilo Wenner

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De los cabellos pezuñas endiabladas,
corazones
configurados por la ausencia de los sonidos
en la flor azul sobre el tejado rojo

Los moribundos
no alcanzaron la altura del disco rayado

De los peregrinos
sobre
las huellas bajo los tallos gigantes
en las axilas de la mujer santa.

De los desfiladeros del perdón
en las fronteras
batidas por el avance
de los filos
de la consumación entre el hombre y la mujer

De los triángulos
consagrados al campo de descenso
para tempestades continuadoras invencibles
en el oficio
de lámparas de hacer la noche.

El mar
nunca tuvo en cuenta la odiosa plegaria
del fabricante de ataúdes.

De los condenados
en la cárcel octogonal
confundidos en la designación llaves de plata;
de los confinados en las islas
aparecidas
cuando la luna concluía la danza
de los peces
cuando ya nadie tenía corazón
para adquirir regalos de los fáciles adoradores
de la temprana llamada
a los oídos
de la italiana recién construida

De las arañas cortesanas
en la lengua tierna
de la novia en las mejillas del prometido
en las carreteras con bellos
refugios
para las ruedas detenidas en hacer
por fin
un minucioso análisis de las manos intrépidas

En los timbres de la selva
cuando
despierta de espaldas a las costumbres
aceptadas para todos

Pero
los fijados mueren de la mordedura
del musgo
en las paredes de sus casas

De los enviados inquietantes
cuando
la paz lograda es una cinta comestible
con la fosforescencia verdosa
en la melena
del asesino furtivo.
de la carrera libre
por los ascensos en la continuación del mar

Cuando imagina
es una piedra

Amanecer de la maniobra inevadible estallido
del trueno agudo

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Comentarios3


  • El querido líder
    tan hierático como los
    soldados de terracota
    chinos, marchan
    marcialmente los
    soldados norcoreanos,
    al ritmo de las walkirias
    en un paisaje deshuma
    nizado.
    La ceremonia miltar
    presidida por un loco
    mesiánico, todo es
    espartano, menos
    el rostro y el cuerpo
    del querido líder,
    saciado como un
    marrano
    !Pobres coreanos
    escuálidos, prepa-
    rándose para la
    guerra sin labrar
    los campos!
  • YABY

    PERARECIO BUENO
  • H{ector Manuel González Pacheco Montes.

    Octágono fosforecente, nos lleva a una realidad de la vida y la muerte, vivimos una realidad que sale a la uz, y el precio del cerebro se ve al escribir poemas, Wenner, nos hace reflexionar, analizar lo que hasta ahora hemos construido en nuestra existencia.

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