La luna que no vi

Paulina Vinderman

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En Palenque
la sombra empieza a caer sobre el palacio.
El último visitante conserva el sombrero sobre la cabeza
y el ojo iluminado por el bajo relieve.
Mira hacia abajo, agobiado por el peso de los jardines que
no existen
y el calor.


Yo seré esa figura para el foco de otro,
pero me quitaré el sombrero
(frente al sol que se va)
y pondré unas hojitas plateadas, la botella de agua,
unas pocas preguntas sobre el esplendor.


¿Qué es lo que realmente queda de una
civilización?


La noche distorsiona, el alma distorsiona.


En el aire amarillo la memoria enfatiza sus
propios solitarios patios.
La luna
va a crecer como un hongo imposible a mis espaldas,
a espaldas de cualquier manera de narrar.


Estoy cercada.
El murciélago se ha llevado mi historia. *







* El murciélago...: metáfora maya para excusarse, cuando alguien olvida lo que quería decir.


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