Tus ojos son de donde 
la nieve no ha manchado 
la luz, y entre las palmas 
el aire 
invisible es de claro. 
Tu deseo es de donde 
a los cuerpos se alía 
lo animal con la gracia 
secreta 
de mirada y sonrisa. 
Tu existir es de donde 
percibe el pensamiento, 
por la arena de mares 
amigos, 
la eternidad en tiempo.
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