Enrique Viloria Vera

Poemas de Enrique Viloria Vera

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Enrique Viloria Vera:

Nostalgia

Tengo nostalgia
de tu aliento
En esta tarde fría
de inviernos impuestos
veranos negados
y primaveras prescritas
certifico
que el olvido
no te acompaña
En esta hora última triste
desearía
que tu cuerpo caliente
este cuerpo sin destino
que impulsado
por tu recuerdo
lanzo al vacío

Desde adentro

(A Carmelo Niño)


Todo pasa desconocido
entre los bastidores de la vida
escenario de intimidades
proscriben la curiosidad ajena
la comidilla malediciente
el atrevimiento de la mirada
Maestros de cortes y palacios
apadrinan la adustez
el rigor
el anonimato
el desapego
esa ausencia tuya de gestos y emociones
Fantasmas reconocibles
trasgos de la imaginación
entre realidad y fantasía
en medio de ficciones y evidencias
confirman aromas halos auras
huellas dactilares
una existencia cierta
en medio de tanta incredulidad
Bombillos solidarios
despojos de una noche sin memoria
convierten enigmas de chimeneas
chisporroteos audaces
luminosidades prohibidas
en atisbos de anonimatos y preludios de presencias

Habita entre tus telas
en un simulacro de alegrías
en una parodia de seres vivos
la desesperanza
el desconsuelo
una muerte cierta
parecida al olvido y la tristeza

Por fortuna

Si perdiera la vista
¿Qué haría?

¿Será posible verlo todo
a través del recuerdo?

Tus gestos
esos mohines
coquetos y amorosos
que todavía me cautivan
¿Podré reproducirlos
recrearme con ellos
aun sin mis ojos?

¿Qué pasará con tu risa?
esa que además de labios y dientes
canto y melodía
es comisura irrepetible
rictus seductor

Por fortuna
para el sabor de tu cuerpo
para el gusto de tus humores
no necesito de mis ojos

Maldición

Soñarás siempre
con campos devastados
el invierno
teñirá tus pupilas de tristeza
Pasarás efímero
confuso
por el mundo
como huella
que también
pertenece a otro
De la belleza
no tendrás noticia
anidarán en ti
las ruinas de un amor
destruido por el olvido
De tu infancia
conocerás sólo
una heráldica de ausencias
que te convertirá
en fugitivo y perseguidor
de un recuerdo inaccesible
que yace protegido
en la memoria de tus muertos

Cuerpos

Espero que aún te vistas de mí
que continuemos siendo
-después de años sábanas
besos y mordiscos-
una sola piel
un mismo cuerpo
que me lleves
más allá de lo inasible
de lo perecedero
de la memoria y el recuerdo:
ser
pliegue
estría
vello
perfume
rimel
bloomer
collar que te circunda y te define

Redención

(para Felipe Herrera)


Salmos bizarros
carentes de letras y melodías
le son entonados a un Dios desconocido
que impuso su presencia
por los siglos de los siglos
Sangra su corazón
se vuelve ardiente
un cuchillo común y pendenciero
busca tomar venganza
de aquel mordisco femenino
que desterró por siempre al hombre del paraíso
Un cuerpo sin cara
un Cristo sin rostro
herido y lacerado por la mano del prójimo
restaura decidido
una paz que nace del amor
Tu altar de retablos infinitos
como inmensa paradoja
contiene el sacrificio de pan y vino
de ese que sigue siendo corazón benévolo
nueva y santa alianza encarnada
para redimir al hombre de los hombres

Como calvario del arte
una cruz de madera viva
austera desolada inclinada
libre de ladrones y sanedrines
contiene sólo pies y manos los extremos
de un Dios hecho hombre
de ese terco salvador
cuya identidad buscamos
en el más oscuro rincón
en ese recoveco íntimo y desolado
donde habita lo más genuino de lo humano