Claudia Casal Toledo

Poemas de Claudia Casal Toledo

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Claudia Casal Toledo:

Fuerzas de saberte


Hoy podría sacar las sombras de mis noches,
levantar a los piratas comulgados por la historia,
hacer un monumento en nombre de tu cuerpo.
Podría causarle glorias a la muerte,
descifrar enigmas que a nadie responden,
invocar indefinidas causas perdidas por el tiempo.
Hoy
mis fuerzas están en pleno golpe,
desatando tus suburbios,
mirándote reír de cualquier cosa,
abstracta de otras vidas.
Me desnudas hoy
como un adolescente que buscara aquel misterio,
como cuando te sobran las ganas de mirarme
y dejo que tu vientre me domine,
que me saque de las sombras y las dudas
por noventa días concebido,
de besarlo... por noventa días...
Yo que nunca amé más de la cuenta,
siento que hoy te amo como solo Claudia sabe
y nunca supo,
como cuando se redimen las distancias
y se altera el pensamiento de los actos
y se siente el pecho lleno
y se acude al grito,
al espasmo,
a la violencia del amor
inhóspito antes en mi cuerpo.
Hoy sé que tengo fuerzas... y nadie me lo ha dicho,
hoy puedo desarmar cualquier leyenda... que nadie ha contado,
hoy sé más que Dios,
más que cualquier grande señor de las historias.
Hoy
no necesito más sabiduría
que haberte aprendido de memoria.

Despues de todo ni palabra


…Y si después de tantas palabras
no sobrevive la palabra….

Cesar Vallejo



Hoy no tengo nada que decir.
Soy un cuerpo y una boca que comulga,
un ente que ha hundido su nombre en el barro.
Hoy he paseado por los signos de la historia.
Me veo y no soy piel,
soy un espectro en las miradas,
antípoda y susurro de un estruendo,
soy un dúo, un trío, un Full de Ases,
escalera sin peldaños ni pisadas,
el cántaro roto de una fuente octogenaria.
Ya sé,
ya sé que aun no he dicho nada,
mas no importa,
no será la vez primera
que un poeta
se quede sin palabras.

Nada


No sé de cumbres ni de rosas,
todo lo que pienso es ya olvidado.
No tengo soberbia en mis adentros,
ni siquiera temores.
Nada enreda los abismos.
Tiño la vida de colores muertos,
de cenizas rojas.
Estoy sola ¡Sí! Estoy sola...
y no espero nada,
ni tu espejo, ni las sombras.
Soy un Aquiles que dejó talones,
que murió sin una causa,
sin estar presente en todas las batallas.
Traigo el mundo cubierto en una bolsa de tierra.
Soy una explosión de alcoholes fragmentados,
materia que se hundió en el lodo,
espectro de pisadas secas,
ni siquiera letras, versos o poema.
Soy nada sin causas,
espectáculo sin cruces,
materias desplomadas.
Nada sin ti,
más que nada.
¡Nada!

Los pasos del profeta


Los pasos del profeta

Anda el profeta de paso por la luna,
hace suyo el silencio y pierde la nostalgia.
No ha descubierto el afán de conseguir su premio
¡Calla!
Sumerge su vida y vierte el perdón de la palabra,
sus ojos se ahuecan,
su espíritu sigue los caminos de aquellos que se fueron.
Dejo a Desdémona en los brazos de aquel moro... y siguió...
Consumido por la piel de sus ausencias besaron sus labios púdicos,
su frente no sintió jamás aquello besos,
nunca poseyó la piel desnuda de una virgen,
no hizo suyo el atardecer de un ciervo herido
y se desplomó con cuatro piernas y un costado.
Solo años después descubrió que andaba por el mundo
con dos únicos zapatos,
que su piel no era la misma,
caminaba en círculos errantes de su propia vida,
no logró cumplir su fiel mandato.
Al pobre profeta
le faltó siempre la cruz para clavarse.

Irreverente Dios


Hoy soñé los lamentos de mi suerte,
un color de sombra en la llovizna.
Dios, nunca pensó en crueles realidades,
se inventó su mundo a mis espaldas.
No me permitió soñar las primaveras
y me encontré a las cinco de la tarde
soñando un puño de palabras.
Ahora van errantes los caminos
pensando soñar que están llenos de pisadas,
sin lombrices muertas,
torturas de otros tiempos.
¡No Dios!
No me diste un sueño bien pensado,
malgastaste tus horas comunes
pues al final del viaje
siempre hay quien sueña
con palomas blancas.

Buscame


Búscame allí
donde baten los misterios,
donde anida el corazón de los poetas.
Búscame
en los poros de tu cuerpo,
en los pliegues más profundos de tu piel,
allí donde he muerto y renacido tantas veces.
Búscame además
donde menos se te ocurra,
en portales,
cementerios,
espacios inherentes de las sombras,
en cada niño que pierde su cometa.
Búscame
(repito)
búscame en tu sexo,
donde retozo los caudales exhumados,
donde vivo a la locura de los gritos.
Búscame
¡Sí!
Búscame
si no en misterios,
portales,
cementerios,
si ni siquiera me descubres en tu sexo,
búscame en ti
y entonces sí
sabrás donde encontrarme.