Mi corazón, te lo paso a tu muro, porque estuve borrando mis poemas:

Había una vez una pasión en metáfora,
sin intersticios por donde se cuelen
malos vientos fumigando su presente.
Hay, un maremar de aves en celo,
casal con nido de fuego, en todas las veces,
colgada fatalmente de estos versos,
enredada en el sabor de sus pieles
con aroma a pino húmedo luego del invierno.

(Ay! de las alimañas que intentan fluir sobre los puros amores el exorcismo de sus miserables gajos. Ay! de las solitarias y áridas almas proyectando sus no-logros y sus horrores)

Son el mapa de un campo minado de estertores
que van explotando en el vientre.
Dos...indestructibles luces del tálamo
en la subsistencia del milagro.
Oasis impenetrablemente alerta lacrado
y apartado de todo desierto,
Hiedra y muro. Barco y escollera.
Galaxia y estrella.

(No hay despechos que manen la lástima ni vidas burdas, carentes de momias escondidas entre sus náufragos. No alimentan parásitos, sobran los ellos y las "ellias". No habrá palabras hirientes que destruyan...ni amenazas de bajezas, ni siquiera la venta en público de la más vengativa de las rameras)

Había una vez un poeta y su musa,
única alternativa de la especie.
Están prisioneros...la poesía entre la miel
que despeña aludes de ternura
desprendida de tu boca,
y un sol cómplice que el Amor apura.

(Arden en la hoguera de Salem, las alquimistas y los fantasmas que entre los rios se esconden)

No hay lugar entre sus labios
donde no residan otro verbo
que no sea SENTIR
donde son dos los que SIENTEN de cerca.
En el volcán cotidiano de lo que siembren,
los besos apurarán las mieses
mientras el Amor incólume de los dos...
se geste.

Susana Gea