Muro de Selene38



  • Elizabeth Maldonado Manzanero

    Que las tormentas solo torturen tu escritura y cada día logres salir triunfante de nuevas aventuras, feliz cumple

    • jorgeluisotero

      feliz cumpleaños amiga.

      • efraguza123

        No hay mayor riqueza que el trabajo ni mejor herramienta que la alegría.
        Efrain Gutiérrez Zambrano en su libro Reflexiones para un Buen Día.

        • Magali Aguilar Solorza

          Feliz cumple Dios te bendiga.

          • carlosa

            Jorge Luis Borges


            Arte poética




            Mirar el río hecho de tiempo y agua
            y recordar que el tiempo es otro río,
            saber que nos perdemos como el río
            y que los rostros pasan como el agua.

            Sentir que la vigilia es otro sueño
            que sueña no soñar y que la muerte
            que teme nuestra carne es esa muerte
            de cada noche, que se llama sueño.

            Ver en el día o en el año un símbolo
            de los días del hombre y de sus años,
            convertir el ultraje de los años
            en una música, un rumor y un símbolo,

            ver en la muerte el sueño, en el ocaso
            un triste oro, tal es la poesía
            que es inmortal y pobre. La poesía
            vuelve como la aurora y el ocaso.

            A veces en las tardes una cara
            nos mira desde el fondo de un espejo;
            el arte debe ser como ese espejo
            que nos revela nuestra propia cara.

            Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
            lloró de amor al divisar su Itaca
            verde y humilde. El arte es esa Itaca
            de verde eternidad, no de prodigios.

            También es como el río interminable
            que pasa y queda y es cristal de un mismo
            Heráclito inconstante, que es el mismo
            y es otro, como el río interminable.

              • Selene38

                LA ESTRELLA DE LA TARDE

                Un monte azul, un pájaro viajero,
                un roble, una llanura,
                un niño, una canción... Y, sin embargo,
                nada sabemos hoy, hermano mío.

                Bórranse los senderos en la sombra;
                el corazón del monte está cerrado;
                el perro del pastor trágicamente
                aúlla entre las hierbas del vallado.

                Apoya tu fatiga en mi fatiga,
                que yo mi pena apoyaré en tu pena,
                y llora, como yo, por el influjo
                de la tarde traslúcida y serena.

                Nunca sabremos nada...

                ¿Quién puso en nuestro espíritu anhelante,
                vago rumor de mares en zozobra,
                emoción desatada,
                quimeras vanas, ilusión sin obra?
                Hermano mío, en la inquietud constante,
                nunca sabremos nada...

                ¿En qué grutas de islas misteriosas
                arrullaron los Números tu sueño?
                ¿Quién me da los carbones irreales
                de mi ardiente pasión, y la resina
                que efunde en mis poemas su fragancia?

                ¿Qué voz suave, que ansiedad divina
                tiene en nuestra ansiedad su resonancia?

                Todo inquirir fracasa en el vacío,
                cual fracasan los bólidos nocturnos
                en el fondo del mar; toda pregunta
                vuelve a nosotros trémula y fallida,
                como del choque en el cantil fragoso
                la flecha por el arco despedida.

                Hermano mío, en el impulso errante,
                nunca sabremos nada...

                Y sin embargo...
                ¿Qué mística influencia
                vierte en nuestros dolores un bálsamo radiante?
                ¿Quién prende a nuestros hombros
                manto real de púrpuras gloriosas,
                y quién a nuestras llagas
                viene y las unge y las convierte en rosas?
                Tú, que sobre las hierbas reposabas
                de cara al cielo, dices de repente:
                —«La estrella de la tarde está encendida».
                Ávidos buscan su fulgor mis ojos
                a través de la bruma, y ascendemos
                por el hilo de luz...

                Un grillo canta
                en los repuestos musgos del cercado,
                y un incendio de estrellas se levanta
                en tu pecho, tranquilo ante la tarde,
                y en mi pecho en la tarde sosegado...

                Porfirio Barba Jacob

                • carlosa

                  No lo había visto.....hermoso...que hay de ti??????

                • Julián Yanover

                  Bienvenido a Poemas del Alma!



                  Para poder dejarle un comentario a este usuario debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.