A mis hijas

Alcides Caballero

Miercoles 9 de Marzo

Hija:         
          El mundo es como un vaso con agua y tú, un grano de azúcar; tu misión: endulzarlo, y te diluirás entera tratando de conseguirlo. Luego verás  con decepción que tu sola, no pudiste endulzar el agua.

          Viste que a tu alrededor, habían muchos granos, y dejaste que uno se te acercara porque creíste dulcificar el agua con él; mas, éste, era como los demás, un grano de sal.
         
          Saliste y viste que todos eran iguales,  y te dedicaste con empeño a buscar uno como tú, dulce como el néctar.  Así, fuiste de puerta en puerta, de ciudad en ciudad pero, jamás hallaste lo que buscabas. Desconsolada  y triste, te sentaste al borde de tu lecho y lloraste tanto que Dios se conmovió de tal modo que bajando del cielo se acercó a ti y te dijo:

-Ya no llores hija, me apena ver que no has encontrado lo que deseabas para endulzar al mundo, mas, debes de saber que jamás encontrarás lo que anhelas, pues, hice a todos los hombres como un grano de sal, y a ti, para que lucharas por  volverle dulce como la miel, sin embargo, no sabes que solo el amor verdadero cambia a las personas.

-Pero yo no sé cómo dar amor.
 
-Bueno, eso es un poco más fácil, solo detén por un momento tus pasos, ve hacia tu interior y ahí está la fuente, el manantial inagotable, mi hijo amado Jesucristo, ten  una conversación constante con él y poco a poco te llenarás de amor.

- Entonces, si llego a tenerlo, ¿Podré cambiar a quien yo quiera?

-¡Seguro, podrás hacer que el mundo sea como tu desees.  Ve, pues, segura y feliz hacia ti misma.

Tu papá.

Recuerda que  un esposo, un amigo, un hijo o familiar, son como granitos de sal, y tú, uno de azúcar.Tu misión: cambiar su interior con  el amor verdadero.

  • Autor: Alcides Caballero (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de marzo de 2011 a las 18:53
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 100
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Comentarios1

  • Checha

    Alcides...
    Es una hermosa narración... hasta muy cierta en eso de la conversación con Dios, directa y precisa... dulce y certera, solo sintiendo desde el interior la palabra de Jesucristo que hace brotar como dulce manantial la esencia del amor, para transmitirlo a los semejantes (en este caso los granos de sal) y que ellos puedan impregnarse de esa esencia... y aunque no cambien, algo habrán percibido en sus corazones!!!
    Un abrazo...



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